La cultura del pintxo se extiende imparable.

Ver la barra de pintxos/tapas de Sagardi es una alegría para la vista. La variedad que ofrece es amplia y atractiva, con especialidades de lo más interesantes. Además cada corto espacio de tiempo, salen del elevador que hay al fondo del interior de la barra nuevas oportunidades de pintxos calientes, con lo cual a uno le entran ganas de prolongar su estancia para poder saciar la curiosidad y el apetito con las novedades que van saliendo de la cocina.

La amplitud de la oferta a veces dificulta la elección, es como le sucede a un niño que ante un escaparate de chuches no se decide porque las quiere todas. Pero recurrir a algunos clásicos siempre es una buena opción, como en este caso una gilda, un pintxo de sardina marinada, una tortilla de bacalao y un pastel de carne. El precio es único, en diciembre de 2017 cada pintxo cuesta 2'10 €, al final se revisan los palillos que han quedado en el plato y la cuenta es sencilla.

Hay un amplio surtido de bebidas para acompañar a los pintxos, en este caso la elección recayó sobre una copa de txacoli Talai Berri. Se trata de un vino blanco joven, de baja graduación, entre 10,5º y 11,5º, chispeante y con un punto de acidez equilibrado. Resulta agradable de tomar y muy adecuado para tapear.

El servicio de vino por copas es bastante representativo, ya que hay posibilidades para acompañar cualquier tipo de pintxo, aunque por razones obvias no es muy amplio. No obstante  hay una buena carta de vinos donde se pueden encontrar más alternativas.

Se trata de una buena oportunidad para tomar unas tapas, ya que al estar preparadas y a la vista el servicio es inmediato, ya que en definitiva es un autoservicio, y además el personal, muy atento, está siempre dispuesto a aclarar dudas y ayudar a que puedas acertar con tu decisión.