Por Dukala parece que no pasa el tiempo, es un restaurante de cocina marroquí, las cantidades de las especias que utilizan en los platos están muy bien dosificadas adaptadas al gusto de aquí, pero sin perder la esencia de la otra orilla del mediterráneo. Noureddine Lameghaizi, natural de la ciudad de Dukala, es quien cocina, sin prisas, según las tradiciones familiares aprendidas. Juan Pérez dirige la sala con mucha experiencia y amabilidad. Siempre está sonriendo.
Las paredes están decoradas con alfombras y el techo cubierto con telas recordando el ambiente interior de una jaima, lo que contribuye a crear un atmósfera muy acorde con la culinaria del lugar, además le viene muy bien este detalle ya que mejora la sonoridad del local que no era muy buena.
Con las primeras bebidas nos obsequiaron un aperitivo de hummus clásico, con su detalle de buen aceite.
En el primer pase empezamos con estas croquetas de pollo "ras el hanout", crujientes y sabrosas. Están hechas con el ave asada con la famosa mezcla de especias del Magreb pero con una cantidad muy comedida para que agrade a todos los clientes.
El segundo pase fueron estos langostinos en "chermoula" o shermula, es una salsa marroquí para pescado, aunque también se usa con carne o verduras, que lleva tomate y especias, a base de cilantro, ajo, cayena (poca) y algunas hierbas aromáticas. Como todas las salsas tradicionales que se precien, hay variantes familiares por zonas geográficas. Le da un toque magnífico a los langostinos. Un plato que se disfruta siempre, por eso lo pedimos en casi todas las ocasiones.
El briouat es una empanadilla o pastelito de pasta filo que se puede comer tanto con ingredientes dulces como salados. Estos de Dukala van rellenos de queso y aceitunas, acompañados de unos tapenades de aceituna negra y verde. Muy rico todo ello.
Llegamos a los clásicos, en este caso un tajine de ternera y ciruelas, acompañado de un poco de cous cous extra. Muy bueno. El plato toma el nombre del recipiente en el que se cocina, le pasa como a la paella.
A continuación otro clásico marroquí, el cuscús t'faya. Pollo y sémola de trigo mezclada con un poco de mantequilla, cebollas caramelizadas y pasas. Está exquisito.
Acabamos la parte salada de la comida con este cordero m'hammer asado al azafrán. Muy tierno y aromático. M'hammer es una salsa muy típica, se mezclan a partes iguales pimentón rojo y comino a partes iguales emulsionados con aceite de oliva. En este caso parece que se ha sustituído el pimentón por azafrán.
Los postres son pocos pero exquisitos, como estas trufas de chocolate con jengibre.
Otro de los postres es este flan de queso fresco de cabra con dátiles y miel. Leche de cabra, dátiles y miel ingredientes muy propios de la gastronomía magrebí.
Para acompañar a la comida elegimos este Syrah del 2022, elaborado por la Bodega Quinta de Aves en el Campo de Calatrava. Es un monovarietal cultivado en suelos de tierras de origen volcánico de donde provienen las uvas, lo que le aporta un valor diferencial a este vino. Destaca por sus aromas a fresa madura y frutos rojos. Muy agradable de tomar. Engancha.
Una nueva visita a Dukala de la que deducimos que no será la última, aunque su carta no varíe en mucho tiempo siempre apetecen esos platos.