Ir de tapas por Valencia puede ser un ejercicio de riesgo si no estás bien informado
La leyenda negra de que en Valencia no hay tradición de salir de tapas creo que hay que ir aclarándola y descartándola. La receta del tapeo no está nada arraigada en la generación actual más joven, debido a las fórmulas de comida rápida imperante y a las prisas y el poco interés que manifiestan por lo que comen en general, pero yo recuerdo perfectamente como junto con mis hermanos y mis padres hacíamos una pequeña ruta del vermut (aunque en realidad bebíamos Trinaranjus), aperitivo o piscolabis, sobre todo los domingos por la mañana. Se trataba de un recorrido por alguno de los locales del barrio, donde tomábamos la clásica ensaladilla rusa, los boquerones en vinagre, la sepia a la plancha o las imprescindibles patatas bravas.
Siguen existiendo bares tradicionales que se mantienen fieles a esa tradición pero hay que ir recuperándolos y poniéndolos en valor. Bares hay muchos, eso es cierto, pero no todos ofrecen tapas de calidad. El Bar Amorós, o El Amorós, como se le conoce desde 1929, compra su género diariamente en el cercano Mercado Central. Hace unos días pasé cerca de él y no me pude resistir, entré dispuesto a revivir aquellos momentos del vermut.
A la vista están algunas de las posibilidades de tomar raciones o tapas, que como se puede apreciar son bastante amplias.
Ya desde la calle, como un buen reclamo, se puede constatar la calidad y frescura de la materia prima.
En el interior, sobre la barra, se muestran también algunas de las tapas que se ofrecen ya preparadas, listas para ser disfrutadas.
Las croquetas de buen tamaño y elaboradas con jamón o bacalao, son una de las tapas imprescindibles para mí. No defraudan.
Coincidiendo con la campaña "De tapas con Turia" habían preparado ésta de colitas de rape en salsa, que estaba exquisita. Por 2,50 € me sirvieron la tapa acompañada de un quinto (20 cl.) de la cerveza patrocinadora.
La tapa de croquetas se prepara en el momento, no pasan por el microondas, sino que se terminan en la cocina y el efecto es como si estuvieran recién hechas. Esta tapa ya costó 3 €, la calidad se paga.
Cuando es la temporada de algunos productos se ofrecen tapas especiales, como los calçots con romescu en inviernos, o los níscalos o "robellons" en otoño.
En el local hay una espectacular colección de cámaras de fotografía antiguas. No me he planteado si higiénicamente es una buena idea, pero ahí están como curiosidad.
Cuando he dicho que ir de tapas por Valencia puede ser un ejercicio de riesgo, me refiero a que hay que saber elegir bien, no solamente el local, sino también el momento y las fechas. Este restaurante está junto a la plaza del Ayuntamiento y sería un despropósito pretender ser "bien atendido", con todas las connotaciones que esta expresión tiene, en el momento del disparo de una "mascletá" o cualquier otro acto propio de las fallas. Yo estuve hacia las doce de la mañana de un jueves y la atención fue espléndida. En otra ocasión anterior estuvimos un grupo de unas diez personas, hacia las nueve de la noche de un viernes, y también disfrutamos de un buen servicio y de la calidad de las tapas.