Lejos del mundanal ruido.
Sorprende encontrar a Miquel Ruiz trabajando en un bar modesto y da la impresión de que es feliz. Alejado de las presiones de los juicios mediáticos y de las calificaciones de las guías gastronómicas, se dedica a disfrutar haciendo una cocina de mercado popular a unos precios muy asequibles. Y seguramente tratando de pasar desapercibido, pero eso es muy difícil que lo consiga.
El local es un antiguo bar que apenas ha sufrido reformas, solo ha quitado parte de la barra para darle sensación de más abierto y luminoso.
Los detalles son muy cotidianos.
En medio del comedor hay una jaula de pájaros sobre una gran pila de libros de cocina. Fuera de la jaula hay un pájaro. Es una alegoría sobre la libertad de Miquel Ruiz para ejecutar su trabajo con plena libertad y sin ataduras.
La puesta en escena no puede ser más humilde.
La cocina es visible desde gran parte del comedor.
La carta sencilla y muy arraigada al terreno, es una auténtica invitación a probar cuantas más cosas mejor. Es difícil no pecar de gula en el momento de elegir los platos.
La carta de vinos reducida pero bien pensada, con referencias poco convencionales, aunque bien conocidas y consagradas. En este caso un Habla del Silencio. 50% Syrah, 30% Cabernet Sauvignon y 20% Tempranillo. Bodegas Habla V.T. Extremadura.
Las copas Rona, un buen detalle, teniendo en cuenta la sencillez del entorno.
De aperitivo nos sirvieron, detalle de la casa, unas papas con salsa de berberecho. Detalle de originalidad para empezar.
Empezamos con olivas al vermut. Aceitunas rellenas de una gelatina de vermut.
Torrajo con “all i oli”. Pan tostado con salsa de ajo y aceite gratinado.
Bravas eco “El Baret”. No son talmente unas bravas, sino unas patatas fritas con una salsa especial de tomate y un ligerísimo all i oli. No pican.
Croquetas de “fesols i naps” (de alubias y nabos). Continúa sorprendiendo por la originalidad, aunque eche en falta algo de carácter a estas croquetas. Las esperaba más contundentes, algo que me recordase al caldo del arroz, con sus porciones de cerdo.
Sashimi de caballa con alcachofa cruda. Me encantó, tanto el punto de la caballa como la ternura de las alcachofas casi crudas.
Salmonetes en “all i pebre”. Suaves y sabrosos. Estaban fuera de carta, se pidieron por sugerencia del camarero y acertó de lleno.
Burrito de “botifarra” (morcilla) con rúcula y aguacate. ¡Excelente, sorprendente!
Tabulé de sémola con tira de cordero. El último plato del que casi no pude dar cuenta ya a pesar de estar exquisito.
Vale la pena acercarse a Dénia, hasta la calle Historiador Palau número 1. Teléfono 673 740 595. Es sin duda una nueva etapa de Miquel Ruiz, no sabemos lo que puede durar ni donde se le volverá a ver en el futuro. Muy recomendable.