Cocina mediterránea creativa
De vez en cuando me gusta ir al restaurante El Raset ¿por qué me gusta? Es difícil de explicar. Es un lugar donde te atienden muy bien, el local es cómodo y bastante elegante, la bodega está bien surtida y la carta es atractiva, con un resultado en el plato bastante satisfactorio. Pero voy poco. A pesar de que cuando he ido he salido bien satisfecho. Es uno de esos sitios a los que crees que les puedes pedir más, porque pueden darlo. Y esas expectativas juegan en contra de ellos, porque esperas que sea mejor, porque quieres que estén a otro nivel, al que tú piensas (yo pienso) que le corresponde dentro de los buenos restaurantes de Dénia ¡Quiero más!
Y allá que voy con mis expectativas en alto a comer en El Raset. Al leer la carta la boca se hace agua y los jugos gástricos empiezan a fluir: Croquetas de gamba roja con mayonesa marinera, calamarcitos con cebollas asadas y emulsión de romero, salteado de gambas y verduras de temporada con salsa thai, ostra con granizado de gin tonic, etc…
Empezamos haciendo trabajar al aparato digestivo con un vermut Yzaguirre Clásico, para que se prepare para lo que le viene. Correctamente servido en una copa modelo vermut estándar.
Nos ofrecieron un aperitivo de hummus y sardina marinada. Suave y ligera la crema de garbanzos, bien contrastada con la sardina. Mantenemos las expectativas.
Las copas para los vinos son de la marca Schott Zwiesel, lo cual se agradece, después de algunas experiencias que hemos tenido últimamente. Me gusta que las cosas sean así.
La carta de vinos es interesante, recoge bastantes denominaciones de origen e indica las variedades que entran en la elaboración de cada vino. Para una cocina marinera como ésta escogimos un Mar de Frades. Albariño de la DO Rías Baixas.Fresco y sabroso, con buena estructura y una sensación aromática muy elegante. Mi sorpresa fue, que a diferencia de lo que me ocurre normalmente, este vino sí que estaba a buena temperatura. Un punto extra para El Raset.
El primer plato que pedimos fueron “Patatas marineras gratinadas con brandada de bacalao, jugo de suquet y cigalas”. El suquet impresionante, con gran concentración de sabor y textura, la cigala como tiene que saber a buen marisco, salvo que le dejaron la tripa sin quitar, como se aprecia en la foto, y el gratinado que anunciaba el plato muy sutil, tal vez solo se aplicó a la patata.
Continuamos con “Salteado de gambas y verduras de temporada con salsa thai” Un plato que me satisfizo, muy exótico y mediterráneo a la vez. La salsa a base de leche de coco le da un toque especial, con ese ligero dulzor que le caracteriza, las verduras (coliflor, carlota y brócoli) crujientes y con todo su sabor, aunque los costrones de pan los hubiera sustituido por cacahuetes, me hubiera encantado, pero no es mi receta.
Un “Rape soasado y desglasado con vinagre de chardonnay, ajo laminado frito, orejones y verduritas”. Me encantó, el punto del pescado que lo presenta justo de cocción, manteniendo su jugosidad, el contraste de sabores del ajo frito y los orejones son una acertada pincelada que le da al plato vivacidad, lo hace interesante, pero se repiten las mismas verduras que en el anterior (coliflor, carlota y brócoli) aunque siguen estando crujientes y buenas, seguro que hay alternativas. Con piñón ibérico mejoraría sustancialmente.
El “Bacalao a lo Minayo, pisto a nuestra manera y pil pil”. Sin duda el mejor plato de todos. El bacalao en un punto perfecto, dejando saltar sus lascas limpiamente, como láminas de mármol blanco nacarado, una salsa de tomate en la que se aprecia un toque ahumado muy interesante, unos pimientos que pasaron desapercibidos, piñones con generosidad y un pil pil recubriendo el bacalao, en demasía.
De postre “Crema de mascarpone con matcha, natilla de jengibre, manzana y crujiente de sésamo”. Muy buen postre. Una combinación de elementos muy ricos y sabrosos. La crema de mascarpone ligera, casi espuma, los flanes de jengibre discretos, sutiles. El crujiente de sésamo espectacular. Una semillas de sésamo negro sobre una lámina de azúcar caramelizado, lo disfruté como un niño.
Una cocina mediterránea muy creativa, de la que siempre esperamos mucho y nos da bastante, pero no suficiente. Buena materia prima y buen servicio. El Raset sigue siendo un lugar a tener en cuenta entre los grandes restaurantes de Dénia. Seguimos apostando por él.