Unas pocas palabras para recomendaros esta delicia que ahora está de temporada. Dadas las características de este animalito, del que solamente se comen esas porciones anaranjadas, que en número de cinco tienen en su interior, de aspecto similar a las huevas de los pescados, éstos solo son apreciados gastronómicamente en la temporada de invierno, que es cuando esas yemas están más desarrolladas.
Su sabor es espectacular, tiene una combinación de dulce y salado, característico del marisco, para mí es más apetecible que los percebes, llámame loco. Es un bocado de ola de mar en una zona rocosa. El agua de su interior se puede recoger en el momento de abrirlos y, previo filtrado, se puede utilizar en guisos y sopas. Pero lo mejor es comerlos crudos recién abiertos.
Para acompañar a estos equinoideos elegimos el Quintaluna 2020, es un vino de nariz frutal y limpia, pero huyendo de los aromas tropicales, clásicos de los verdejos que "vedejean". Sus matices son de flores blancas, frutas de hueso y cítricos.
En boca se muestra complejo, con la intensidad que le otorgan las viñas prefiloxéricas de bajo rendimiento, graso y profundo. Buena acidez natural con frescura y longitud en boca. Se percibe claramente la variedad verdejo, con sus sabores más típicos de almendra y fruta madura. Un vino elegante y con personalidad que siempre disfruto.
Aprovecha que están en su mejor momento.