Me voy a poner en plan egoísta, de este local no se debería decir nunca nada, para que solo unos pocos conocieramos de su existencia y que se mantuviese tal como está ahora, sin excesivas aglomeraciones, con una asistencia de clientes suficiente para que sus dueños lo mantengan con holgura financiera, para que el trato en la sala continúe siendo muy personal, que la cocina funcione a un ritmo desahogado para que pueda seguir elaborando sus platos con tranquilidad y disfrutar recreándose en los detalles. Para que sigan manteniendo ese nivel de exigencia que ellos mismo se imponen, trabajando con materias de primera calidad, de cercanía siempre que es posible y de temporada. Que tengan la sensibilidad de saber sorprenderte con cervezas elaboradas en la comarca o que tengan la inquietud de recopilar para su bodega los vermuts más exclusivos para que los disfruten sus clientes, o dar la oportunidad de poder escoger entre una pequeña carta de vinos muy bien seleccionados que no te van a defraudar en ningún momento, por que son los vinos que a ellos también les gusta beber. Un rincón en un lugar muy tranquilo, una especie de Xanadú gastronómico, donde disfrutar sin prisas y sin pausas de un paréntesis en la vida. Donde te sientes como en casa. Todo eso me lo tendría que callar, pero a tí te lo tengo que contar, porque creo que te lo mereces.
Como sabes, por la anterior reseña publicada, trabajan con productos de temporada, de mercado y de proximidad, de ahí que la carta se confeccione cada día y va escrita a mano en una libreta, en ella encuentras toda la información necesaria para elegir con criterio lo que quieres comer y siempre puedes contar con las recomendaciones de Víctor, que atendiendo a tus preferencias te aconsejará para que el disfrute esté asegurado.
De las dos ensaladas que figuran en la carta elegimos la de nísperos, brotes verdes, cuscús y cecina. Nos pareció la más original y más ahora que estamos empezando con la temporada de esta fruta tan mediterránea. Estaba exquisita, el níspero venía un poco asado y relleno de un queso fresco. El cuscús y la cecina le daban el toque decisivo para convertirlo en un plato completísimo. La temporada del níspero no es muy larga pero espero que lo mantenga suficiente tiempo en carta para que la pruebes.
De los dos platos de pescado que había este día en la carta nos decantamos, con mucha ayuda de la cocina, por este dentón semicurado con crema de almendra. Estaba realmente bueno. El proceso de semi curación al que han sometido al pescado es maravilloso, le aportó una textura increíble y una concentración de sabor especial. Me gustó mucho.
Burratas hay muchas ahora en el mercado, pero dan auténticas sorpresas algunas de ellas. Aquí la sorpresa fue lo buena que estaba y lo bien que combinaba con todos estos ingredientes, con el capellán asado, las nueces, la cebolla tierna y las habitas. Un plato de categoría, como decimos por aquí.
Si hiciésemos un podio con los platos que salieron a nuestra mesa, este figuraría en él. No por complejidad si no por la calidad de todos y cada uno de sus ingredientes. Unas alcachofas con un rebozado fino, unas lonchas del mejor jamón Joselito y un huevo de oca frito de una granja de un proveedor vecino. Por separado todo está genial, junto aún gana más.
A veces los ingredientes más modestos dan unos resultados espectaculares como este plato de calçots con queso parmesano curado durante 40 meses acompañados de su salsa romesco. ¡Brutal! A veces la autenticidad de un plato te dice mucho, sin olvidar que aquí también hay cocina.
También había dos cocas para elegir y optamos por esta elaborada con harina de espelta, calabaza y masa madre. Sobre ella llevaba pera laminada, queso savel de airas moritz y papada ibérica. La masa estaba rica, el aporte de la pera sutil, la papada muy sabrosa, el queso pura elegancia y equilibrio. Un final apoteósico.
De los postres que tomamos uno fue este flan de boniato con helado de turrón y chocolate. Exquisito.
El otro, a cual mejor de los dos, estas fresas de Canals con helado de fresa y crema de yogur. Una locura.
Tomamos este blanco plurivarietal compuesto por uvas treixadura 85%, godello 10%, albariño y lado 5%, variedades autóctonas de la DO Ribeiro, elaborado en la Bodega "Vinos con Personalidad", que quiere demostrar lo bien que funcionan estas variedades en vinos de guarda. Maduro, fresco y complejo, con una encantadora nariz floral y sutiles toques tropicales. Este vino es la segunda vez que lo encuentro en restaurantes donde saben apreciar estas joyas enológicas.
Pronto volveremos a hablar de "Estalvi", seguro