Este es uno de esos vinos que te encuentras en la carta del restaurante y parece que te esté llamando, que te pide que lo elijas. Y después tienes la agradable sorpresa de que te encanta. Sobre todo cuando la sumiller te dice que has hecho muy buena elección la satisfacción es total. Lo pudimos probar en el restaurante Noray de Jávea.
Grábate su nombre en la memoria porque te gustará probarlo. Es un vino con cuerpo, enérgico, sabroso y potente en boca. Con muchos matices olfativos y una larga persistencia en boca. Ha tenido una crianza de siete meses en barricas de roble Allier. En la ficha tienes más detalles.