Me gustó encontrar este vino en la carta de Alcántara Bistrot, ya que es un vino que no se prodiga mucho en los restaurantes, y es una pena ya que no está hecho como la mayoría de los riojas, en los que predomina la tempranillo, aunque cada año las proporciones de las variedades varían en función de lo que el bodeguero piensa que irá mejor. Olivier Rivière se instaló en la Rioja para hacer su vino, un producto con un elegante toque afrancesado que se agradece. Este 2019 lleva un 40% de Garnacha, un 30% de Tempranillo y un 30% de Graciano.
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