
Cuando entras en este local no te puedes imaginar lo que hay detrás, un gran grupo empresarial con presencia en más de 30 países, dedicado a la fabricación de salazón y a la comercialización de pescado fresco y congelado, al que aún le queda visión y determinación suficiente para convertir alguna de sus tiendas de distribución en Gastrobares. Rodeadas de anaqueles y expositores refrigerados hay algunas mesas estratégicamente colocadas para aprovechar bien el espacio. También disponen de una terraza exterior (ver foto de cabecera) donde se puede comer o tomar un exquisito aperitivo de su bien escogida carta. Entrantes, aperitivos, sushi, conservas, carnes, pescados y mariscos forman un amplio abanico del que escoger, además de los variados guisos que hay disponibles en un mostrador dedicado a exhibirlos a la vista de los clientes.

El bonito me cautivó en cuanto lo ví y servido con este tomate que estaba bastante sabroso, lo cual no es frecuente hoy en día, junto con unas aceitunas, el complemento perfecto. Si a la vista me conquistó el salazón en el paladar me subyugó. Como se puede apreciar estaba jugoso y en un punto perfecto. Riquísimo.

Una prueba de los platos guisados que se ofrecen a los clientes para tomar en las mesas, aparte de los pescados y mariscos frescos, era este curry de morrillo de atún rojo. Si has probado esta parte del atún ya sabes lo tierno y gustoso que está, pero además guisado de esta manera era algo fantástico. Pero aquí no acabó la cosa.

Es tal mi devoción por el morrillo de atún rojo que no me resistí a pedir una segunda ración pero esta vez a la plancha, no necesita más, incluso pienso que es como mejor se puede tomar, la soja estaba de sobra. Un espectáculo este pescado.

Si te gusta el atún imagino que la gamba roja también te gustará, a mi sí por supuesto, y allá que fuimos con dos tríos. Cocidas nada más. Formidables.

Para acompañar elegimos este Mar de Frades 2023, un varietal de Albariño de la DO Rías Baixas. Tiene un equilibro perfecto entre elegancia y cuerpo, y manifiesta una calidad que lo ha consagrado como uno de los blancos gallegos más deseados. Con una imagen rompedora, a la altura de su contenido, es uno de los albariños más conocidos del mundo. El barco azul que se observa encima de la palabra "DE" aparece cuando el vino está a una temperatura adecuada, cuando no se ve es que el vino no está para beber. Aromas de fruta tropical, flores silvestres y notas de menta. En boca es fresco, fluido y agradable, con un personal carácter salino y mineral. Al elegirlo siempre se acierta.
Este local es uno de los fijos en Cartagena a mi vuelta.