El restaurante Genuí es uno de mis lugares ideales para comer, solo comer ya que por la noche está cerrado. El entorno es lo primero que llama la atención es espectacular, ya te he contado en más ocasiones, y las que vendrán, que está ubicado dentro del Club de Golf Escorpión, en la carretera de San Antonio de Benagéber a Bétera, a pesar de ser un centro privado, exclusivamente para socios, siempre hay posibilidades de ir al restaurante, ese camino te lo allana Paco Aviñó, ponte en sus manos y te dirá cuando puedes ir. Abajo tienes los datos de contacto.
Lo segundo que te encantará es la buena disposición del personal y la amabilidad del "Jefe", la fluidez del servicio y el buen ambiente. En tercer lugar, quedarás encantado con la carta que te ofrecen, sugerente, variada y divertida, para que disfrutes como a tí te gusta. Y al final te relamerás de gusto cuando pruebes lo que has pedido, aunque te recomiendo que te dejes guiar por Paco y que él se encargue de sorprenderte, lo sabe hacer muy bien. Con los vinos también.
Como veníamos con el menú concertado previamente al llegar nos estaba esperando este plato de jamón de bellota. Ya sabes lo que es esto, parte de la pata curada de un cerdo de raza ibérica que ha sido alimentado con bellota y otros recursos naturales durante la montanera. La envidia de todo el mundo mundial.
Cuando hubimos dado cuenta del jamón nos sirvieron estas Ostras Gillardeau con sorbete cítrico de sudachi. Fresquísimas y sabrosas, con el interesante contrapunto del limón japonés, no confundir con el Yuzu.
La siguiente sorpresa fueron estos "Nigiri ibéricos de sobrasada y panceta", una inteligente versión del famoso bocado japonés. Donde hay sobrasada y panceta hay alegría y gusto.
Continuamos con una delicatessen como el Usuzukuri de bogavante con emulsión de maracuyá, huevas y salicornia o espárrago de mar. Este es uno de los muchos cortes de preparación del pescado que ofrece la cocina japonesa. En este caso la materia principal escogida, el bogavante, estaba genial y muy bien presentado. Un espectáculo.
Después trajeron una magnífica anchoa del Cantábrico sobre una cama de picadillo de tomate seco y una hoja de albahaca. Enorme el filete y muy rico el acompañamiento.
Erizos rellenos al estilo San Francisco. No te puedo decir que llevaba el relleno, lógicamente las yemas del erizo están, pero el resto de ingredientes lo desconozco, muchas cosas ricas. El resultado exquisito. Se acompaña de un chupito de mistela que le da un contrapunto aunque ligero, no es antagonista.
Gambas rojas del Mediterráneo cocidas. ¿Qué se puede decir de la reina del mar? Aparte de que éstas eran espectaculares, un calibre excepcional. Punto de cocción perfecto que respetaba toda la grandeza del producto.
Cigalas a la plancha. Si el tamaño de las gambas era extraordinario las cigalas eran el doble de grandes, aunque bien es cierto que es un bicho que crece más. Estaban deliciosas.
¡¡¡Espectacular!!! Caldereta de rape, kokotxas y cardo con fondo de marisco. Bouquet garni de caviares y hierbas aromáticas. Perfecta armonía entre los ingredientes, el pescado tierno y en su punto, la patata cremosa, la salsa sublime, todo bien ligado. Un plato de premio.
De postre la caja sorpresa de helados y otros divertimentos.
El contenido de la caja de postre sorpresa era un variado de helados (violeta, pistacho, turrón), tarta de chocolate, canutillo de lámina de almendra sobre chocolate. Delicioso y muy atractivo. Una presentación atrayente, espléndida y fascinante.
Prácticamente toda la comida fue acompañada por este O Luar do Sil 2023, es un vino blanco joven elaborado con la variedad Godello en Valdeorras por Pago de Capellanes. Al acercarlo a la nariz, se despliegan notas de fruta blanca y cítricos. En el paladar, se confirma su elegancia con una textura suave y un recorrido placentero, con una persistencia que deja una impresión de matices frutales. Tuvo mucho éxito.
Para los nostálgicos del vino tinto se pudo disfrutar de este Tamiz 2022 de Bodegas Teófilo Reyes de la Ribera del Duero. Un vino pleno de fruta y juventud, con un toque de madera por sus 6 meses en barrica bordelesa de roble francés y americano. En nariz es intenso, con aromas de frutos rojos y vainilla propia de una madera bien integrada. En boca es un vino redondo, de taninos maduros, afrutado y con matices balsámicos, sedoso. Una delicia.
Una comida memorable. Ya tengo reserva para dentro de nada.