
Han pasado casi 18 meses desde que visité la última vez este restaurante y tengo presente aquella ocasión, señal de que fue una experiencia gratificante. Ya era momento de volver, incluso algo antes debería haber sido, pero el tiempo no es elástico y limita muchos deseos. Este local tiene muchas virtudes, empezando por la dirección, que sabe lo que se lleva entre manos y lo lleva con pericia. El local es una maravilla, amplio y elegante, con buena acústica, para mí es fundamental. Una cocina experimentada y concienzuda que no defrauda. Y un equipo personal bien preparado y dispuesto a que la estancia resulte agradable.

La visita anterior fue en enero de 2024 y esta ha sido en mayo de 2025, dos temporadas bien diferentes por lo que la carta ofertaba productos muy distintos. En plena temporada de la clòtxina valenciana era una buena ocasión para tomarla a la brasa, una de las señas de identidad del establecimiento, las brasas.

Continuamos con el producto de temporada, como esta flor de calabacín en tempura rellena de brandada. Ofertada fuera de carta, como el plato anterior. Exquisita.

Este sí es un fijo de la carta y vale la pena probarlo. La sugerencia, como siempre, es acertada. Tartar de ventresca de atún. La otra vez no lo tomamos porque elegimos el plato de erizos, ya que aquel es un producto de invierno y había que aprovecharlo. Tartar hay siempre.

En honor a la verdad tengo que decir que con este plato hubo un malentendido. Cuando nos lo ofrecieron preguntamos si venía a la brasa, y nos dijeron que sí, ya que para nosotros es lo que le da un plus. El espárrago está bueno si es de calidad, como en este caso, pero lo pedimos pensando que era a la brasa y no vino así. Estaba acompañado de caballa y almendra y un fondo de ajoblanco. Estaba bueno pero nos falló ese detalle.

El siguiente plato que pedimos también figuraba fuera de la oferta habitual. Ya ves que las posibilidades fuera de carta son casi tan amplias como lo que hay habitualmente, es buena señal, la temporada manda, como debe ser. Unos mini sepionets a la brasa. Espectaculares.

De postre tomamos esta tarta de limón y merengue, que como puedes ver venía bien surtida. Muy rica estaba.

Aceptamos la recomendación, siempre es un acierto del sumiller, de este vino alemán Wagner Stempel Siefersheim Riesling 2017. Magnificamente conservado gracias a su punta de acidez y magnífica elaboración. Tiene notas de lima y zarzamora en nariz que se intensifican en el paladar de este Riesling seco y vigoroso. Tiene cuerpo y una estructura robusta, pero se ve realzado por toques cítricos de cáscara de lima y penetrantes matices minerales. Su acidez equilibrada y muy bien ajustada realza un final largo y acerado. La nota de cata es de Anna Lee C. Iijima» de Wine Enthusiast.

Este no llevaba tapón de rosa, aunque es bastante habitual en este tipo de vinos cuando son más jóvenes.