La Región de Murcia continúa sorprendiéndome, no solo su capital, también la zona costera, más turística. Está comprobado que cuando hay aglomeraciones de forasteros la calidad se resiente, en su mayoría, ya que está sometida a presiones de establecimientos que buscan un negocio fácil y rápido a costa de los incautos visitantes que desconocen la categoría de algunos locales. Pero esto no lo he percibido en la zona norte del Mar Menor, cerca de San Javier. Es verdad que he visitado muy pocos sitios, en relación a lo que existe, pero algunos de ellos son una enseña de calidad en esta franja tan turistificada*. Como por ejemplo Venezuela o Carmen Playa, dos aciertos mayúsculos de la demarcación. Se une a este grupo selecto de favoritos de Ojoalplato, en el día de hoy, el restaurante Juan Mari, casualmente también recomendado por la Guía Michelin.
*(Turistificar: Transformar algo para ajustarlo a las necesidades turísticas, especialmente cuando hace perder su genuidad o carácter auténtico)
Un restaurante de corte contemporáneo y localista en lo gastronómico, pero que no descuida la incorporación de nuevos matices a sus platos. Un comedor pequeño con siete u ocho mesas, además de alguna más en la terraza, atendido perfectamente y con mucha amabilidad y profesionalidad por parte de la familia y algún empleado que se implica perfectamente en la atención y el servicio. Platos muy bien resueltos, con generosas raciones y unos precios increíbles para lo que hoy en día se ve por ahí.
En la carta nos encontramos platos tan aparentemente sencillos pero de un resultado exquisito como este pastel de berenjena con foie y pimiento caramelizado. Delicioso, de los imprescindibles.
Cuando pedí este plato no me esperaba este nivel de elaboración, ya que una croqueta es lo que es, pero ésta de calamar en su tinta con sashimi de atún está a otra altura, con su salsa de tinta y la crema gratinada de encima. Aquí hay trabajo en los detalles y calidad en los ingredientes. Además era enorme
Así aparece escrito en la carta "Chupachú" de morcilla con cebolla. Un plato divertido pero a la vez muy sabroso, sin duda la morcilla y la cebolla se aman desde siempre y el hojaldre es su cómplice.
Media ración de melón en tempura con láminas de ibérico. Nunca he sido fan de los platos que mezclan dulce con salado, pero éste, sin ser de mis preferidos de la comida, tiene su gracia, ayudó mucho que el melón no fuera muy dulce, bastante acuoso, que en el fondo del plato hubiera un jugo de jamón y los trocitos de ibérico llevan el bocado a otra categoría. Refrescante y sorprendente. Tenía curiosidad por probarlo.
Magret de pato caramelizado con manzana. Esta carne tiene su complicación en cuanto al punto de cocción para que se mantenga tierna. Ésta lo estaba de maravilla. Tierna y muy jugosa. Un gran plato dentro de su aparente simplicidad
Este postre es una creación personal del chef. Sopada Juan Mari, compuesto de una capa de crema pastelera, otra de chocolate y otra de soufflé, con natilla líquida y helado de higo. Un éxito. Un dulzor muy equilibrado y unos sabores bien armonizados. El helado espectacular.
Este es el primer vino de parcela que se elaboró en La Rioja y el primero de la bodega La Granja Nuestra Señora de Remelluri. Sus uvas son un coupage de Tempranillo, Garnacha, Graciano, Viura y Malvasía. Es un vino que en nariz ofrece aromas de frutas maduras (cerezas, ciruelas) acompañadas por matices tostados y especiados. En boca se presenta con una precisa acidez, taninos pulidos y madera muy bien integrada. Elegante y delicioso. Una maravilla.
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