Un restaurante que se asoma al mediterráneo desde las alturas
Sobre el monte Benacantil se asienta la fortaleza medieval de Alicante, el Castillo de Santa Bárbara, y en sus faldas está el Parque de la Ereta y el barrio de Santa Cruz. En la ladera de este monte se ubica este restaurante de espectaculares vistas.
Para llegar a él se ha de hacer el recorrido en coche o taxi, no se tardan más de diez minutos. La subida a pie es posible, a través del barrio de Santa Cruz, pero no es recomendable, son todo escaleras.
La sala, muy luminosa, está montada completamente en madera y cristal, lo que me transmite sensaciones de calidez y tranquilidad.
La parte acristalada que da al exterior es transparente, y permite contemplar una imagen impresionante de Alicante, se divisa hasta el cabo de Santa Pola al fondo.
La amplia mesa de madera resulta muy agradable, a pesar de mi fobia hacia las mesas sin mantel, en este caso no lo eché en falta. Estuve muy a gusto.
Este restaurante funciona solamente con menús, no hay carta. La inspiración de su chef Dani Frías hace todo el trabajo. Hay una frase en su web que dice que cuando viene un amigo de confianza siempre les dice "Ponme lo que tu quieras" y esa es la razón de que solamente trabajen con menús. El menú "Ereta" son 49 €, el "Ni tanto ni tan calvo" 59 € y el "Atutiplein" 69 €. Yo tomé este último y me pareció un regalo. Juzgad vosotros cuando veáis lo que comí.
Para empezar con los aperitivos, una cerveza artesana con el nombre del barrio que hay al lado del restaurante. Buena cerveza, tipo Ale, con una doble fermentación en botella.
Los snacks para acompañar a la bebida del aperitivo fueron, en primer lugar este pappadum de harina de lentejas con curry y comino. El pappadum es un pan crujiente originario de la India. Muy bueno
El otro snack es esta filopizza elaborada con masa filo aderezada con tomate, orégano y queso parmesano. Exquisita
Para acompañar el menú pedí este vino que me parece fantástico para cualquier ocasión y con cualquier plato. No me defraudó en absoluto.
La cristalería de calidad, como corresponde al nivel de lo servido.
El pan exquisito. El de la izquierda pan de pueblo y el de la derecha focaccia.
El primer aperitivo boquerón sobre coca acompañado de "salmorreta". La salmorreta es una salsa típica alicantina que se utiliza para muchas cosas, incluso como aderezo para el sofrito de los arroces alicantinos, por eso resultan tan sabrosos, se elabora básicamente con aceite, ñora y ajo, pero seguro que hay muchas variantes.
Bacoreta con escabeche y aceituna negra. La bacoreta es un túnido de la familia de las Caballas, Melvas, Bonitos y Atunes. Ante la escasez del atún rojo se empieza a consumir crudo en sustitución de aquel. Muy bueno
El siguiente (sin foto) fue una pelotita de sepia con consomé de pollo. Estupenda
Otro de los aperitivos fue una sopa de cebolla asada con pulpo y coliflor (sin foto también, por la emoción) Estaba fantástico este aperitivo
El primer plato es un gazpacho de tomate verde con quisquilla, granizado de pepino y tiras de alficoz. El alficoz es un pepino típico de la huerta alicantina. La quisquilla cruda me encanta, además no soporta grandes temperaturas en la cocción, por lo que es mejor tomarla de esta manera. Tiene un sabor casi dulce. Exquisito este plato.
Tartar de corvina con alga codium, gelatina de agua de mar, cebolla encurtida, costrones de pan, almendra tierna y tomate semicurado. Fantástico ¡Esto va para arriba!
Soparet alacantí. Huevo cocido a 65º, patata, espinaca, tomate, sardina y aceite de ñora. Este plato rememora una típica y económica costumbre para resolver las cenas allá por los años cincuenta y en las noches de las Hogueras de San Juan.
Boloñesa de calamar. Lleva calamar, gambas, salsa boloñesa y una espuma de queso parmesano. Originalidad y buena materia prima. Nadie le pone peros a algo así.
Arroz de cebolla, bonito, hinojo y "all i oli" de azafrán. Impresionante el arroz, no es gratuita la fama de los arroces alicantinos. El bonito perfecto.
Dorada salvaje sobre una crema de berenjena y otra de yogur, acompañada de pimiento de pericana y en el fondo el caldo que deja la berenjena al cocerse. La pericana es una salsa típica de la montaña alicantina. Espectacular.
Bacalao, que sustituye a la carne en el menú, acompañado de una quenelle de hígado de pollo, con el cual se han elaborado el gazpacho manchego que forma la base del plato. Un plato arriesgado por el que hay que felicitar al chef Dani Frías. Extraordinario el sabor y el concepto.
Granizado de moscatel con ciruela liofilizada, hierbabuena picada y sobre el granizado jugo de ciruela. Refrescante y distinto a los prepostres de cítricos.
Sorbete de Koyak. Sabor entre fresa ácida y cereza que recuerda a la chuche que se vendía hace años con ese nombre.
Sangría y sandía. Taquitos de sandía marinados en sangría. Granizado de sangría y espuma de sandía. Un juego de palabras que resulta simpático pero que no despierta pasiones
Sopa fría de chocolate blanco con remolacha. Bueno, aunque pueda no parecerlo.
Mini bikini de chocolate con trufa de verano. Incomprendido.
Chocolate, maíz y bourbon. Brownie de chocolate, crema de maíz, sopa de bourbon y helado de bourbon. Un buen postre para acabar la comida.
El café muy bueno. Ésta marca no defrauda. Esta es una asignatura pendiente en muchos restaurantes. No cuidan el café como debieran y es el final de casi todas las comidas. En este caso han elegido un buen producto.
Recuerdo que al irme y despedirme de Antonio, que me atendió en la sala de maravilla, pensé que tenía que volver pronto. Creo que esa es la mejor reflexión que puedo dejar sobre mi experiencia en La Ereta.
LA ERETA. Parque de La Ereta. Alicante. Teléfono 965 143 250 info@laereta.es