En el distrito valenciano del Eixample el censo de restaurantes es alto, igual que el nivel de los mismos en muchos casos, por eso hacerse un sitio allí es para gente con muchas ganas de luchar y no desfallecer, ya que no es fácil destacar entre tanta oferta de calidad. Por eso la selección natural hace aquí su implacable función dejando en la primera línea a los mejores, a los que son capaces de resistir sacando su casta y su imaginación para darse a conocer y mantenerse entre los destacados. La Tòfona, de la mano de Luis Gómez, es uno de ellos, es un restaurante que ofrece una cocina de base tradicional con un punto de creatividad en todas sus elaboraciones, cuando así lo permite el plato. Una carta que se sustenta en la calidad de su materia prima y la honestidad del trabajo en la cocina y en la sala. Empezando por el aceite de alta gama que te ponen en la mesa, para que lo disfrutes sin limitaciones, un virgen extra de picual que está magnífico.
Con el pan tampoco se juega, una parte de una hogaza de miga prieta, que puede gustar o no, pero que de sabor está exquisito, y una corteza crujiente y bien horneada.
La verdad es que no nos fijamos mucho en la carta, preferimos pedir asesoramiento a Luis que nos ofreció varios platos originales y apetitosos, como este vistoso carpaccio de quisquilla con fresa acidulada.
Después nos sugirió estas cocochas de bacalao rebozadas con all i oli y un hilo de miel. Le comentamos que la miel, a nuestro gusto, no mejoraba el plato, ya que el producto por sí mismo era exquisito y a veces menos es más.
La fiesta continuó con este magnífico calamar a la plancha con cebolla caramelizada. Productazo.
Después llegaron estas puntillas con velo de panceta y yema de huevo. Él mismo se encargó de hacer los honores para crear una suculenta salsa con el huevo que lo envolvió todo. Este plato es para repetir.
Cuando llegó este plato nos dimos cuenta de que habíamos pedido demasiada comida, pero a veces la gula te ciega. Te lo aviso para que sepas que las raciones son generosas. Se trata de un guiso de oreja de cerdo que estaba muy meloso y sabroso. Venía acompañado de sardina ahumada, pero algo nos hizo intuir que iba a ser demasiado y pedimos que viniera sola. ¡Menos mal!
La primera parte de la comida la empezamos acompañada de este Finca Viñoa "Paraje Penaboa" 2020, elaborado por la Bodega Pazo de Casanova en la DO Ribeiro. Las uvas que se han utilizado son la Treixadura, Godello, Albariño y Loureiro. Se ha criado sobre sus lías finas en fudre ovalado de 2.500 l de roble francés durante 18 meses. Después de su embotellado ha reposado en la bodega durante 12 meses hasta su puesta en el mercado. El vino tiene una entrada envolvente y fragante, con sabores jugosos de frutas, sus aromas son de flores blancas y frutas de hueso. Además, tiene cuerpo, es seco y equilibrado. Toda una experiencia.
Después del primer vino había que mantener el nivel y nos decantamos por este Alion 2020, misma añada lo que supuso que estaba todavía muy tierno, le faltaba algo más de reposo, pero rico, rico, rico lo encontramos. Se trata de un vino sutil y moderno, con buen equilibrio y taninos muy elegantes, digno miembro de la familia Vega Sicilia. No creo que necesite más presentación.
Solo puedo recomendarte que vayas pronto a La Tòfona, la carta cambia y te vas a perder cosas ricas.