
Lo he dicho ya varias veces y me reafirmo cada vez que voy de nuevo, en La Tòfona se come muy bien. Luis Gómez ha sabido montar un restaurante que ofrece una cocina auténtica, sin nada de adornos innecesarios, ni modas pasajeras. Su carta de presentación es una buena materia prima tratada con gusto e inteligencia, sabiendo combinar sabores y obteniendo resultados sorprendentes, pero sin peligrosos equilibrios tan de moda entre los que buscan hacer malabarismos en lugar de buena cocina. Aquí se disfruta comiendo platos que convencen, que satisfacen, que están basados en el conocimiento y la experiencia de la cocina tradicional a la que se le dan los retoques necesarios para mantenerla en primera línea, donde se fusionan perfectamente la vanguardia y la innovación sin olvidar sus raíces. También se bebe bien, prueba de ello es que puedes tomar grandes vinos, hay buena bodega, y alguna cerveza de más nivel, como esta Reserva de Mahou que reconozco que no había tenido ocasión de probar antes y me gustó bastante.
Me apetece mencionar la satisfacción que me produjo encontrar un buen surtido de panes. Se hace más ameno, al tener disponibilidad de distintos sabores y formas, sin la limitación de un único formato para toda la comida.

Si eres de disfrutar platos de la cocina tradicional mediterránea esta sepia de callo con mayonesa te gustará. Por si tienes curiosidad te diré que 'callo' se refiere a un tipo de sepia de origen marroquí, apreciada por su textura firme, tierna y deliciosa, ideal para preparación y consumo de platos como este especialmente.

Mira que maravilla, carabineros al ajillo y huevo frito. ¿Te lo he dicho? Cocina tradicional pero con un toque maestro y de calidad.

Cocochas de bacalao a la brasa en salsa de all i pebre. Seguimos jugando en la liga de la tradición con la innovación, pero sin perder nada de su esencia, al contrario, sumando y engrandeciendo el producto y la cocina.

Cuando el género tiene clase y nobleza con poco que se le haga ya vale, como estas mollejas de vaca a l’ast. Simple y más que suficiente.

Si eres de arroces aquí vas a encontrar una buena selección entre la que poder elegir. Nosotros optamos por este de mero y gambas. Exquisito.

Aún hubo sitio para los postres, como este tocino de cielo. Delicioso. No, no es un flan.

Y como no las siempre imprescindibles trufas de chocolate de La Tòfona, no pueden faltar.
No me preguntes por qué, porque no lo sé, pero se me olvidó hacerle fotos a los vinos que tomamos. El primero fue un Quinta do Sil. Un Godello de la DO Valdeorras, elaborado por el grupo Bodegas Granbazán. Fresco y fragante, fruta que recuerda al melocotón y hierbas aromáticas. Buena persistencia en boca y bastante goloso e intenso.
El otro vino que bebimos fue Malcorta, un Verdejo de la DO Rueda elaborado por la Bodega Javier Sanz Viticultor. La Malcorta es una variedad de uva Verdejo casi extinta, rescatada por Javier Sanz después de años de investigación, para elaborar un vino único. Tradicionalmente, la verdejo Malcorta se cultivaba en la D.O. Rueda, però la dificultad de su vendimia, de ahí su nombre malcorta, la condenó al desuso. Javier Sanz ha reproducido la genética de este clon porque aporta unos elegantes aromas y una mayor acidez natural. Una delicia de vino, a mi me encanta. En nariz destaca por ser floral y cítrico. En boca tiene esa magnífica acidez natural debido a que se vendimia más tarde, con un final persistente. Delicioso.
Ya sabes, en Valencia en la calle Conde Altea 9 tienes el restaurante La Tòfona, déjate aconsejar por Luis Gómez, no te arrepentirás.