Éste es uno de esos vinos que se siguen recordando por el placer que nos han proporcionado. Últimamente me estoy encontrando con algunos de ellos, con bastante frecuencia, tendré que jugar a la lotería, a ver si tengo la misma suerte.
Lo probé en Señuelo, el restaurante que estaba en la calle Conde Salvatierra en Valencia. Después lo he probado muchas veces en el Restaurante Barbados. Es un vino de esos que me parecen perfectos, con un color atractivo y brillante, aromas muy variados bien ensamblados, que se van sucediendo según la volatilidad de cada uno de ellos le va dando la libertad para salir de la copa. En la boca es pura elegancia, con su punto de acidez que lo hace muy fresco, a la vez goloso y persistente, sigue aferrado a tus papilas gustativas mucho rato, para darte todo el placer posible.
Servido además en una copa Volcano el placer aumenta.
Se nota que me ha gustado bastante ¿verdad?
Mirad sus características en la ficha que sigue.