
He venido en varias ocasiones a este restaurante, pero siempre en grupo y eso te limita en cuanto a los platos que te apetece probar. La carta va cambiando periódicamente y por lo tanto siempre se quedan cosas por descubrir. Es lo que me sucedió en esta ocasión, aunque iba solo no pude degustar todo lo que me hubiera apetecido. Así que me queda pendiente alguna visita más. La atención es exquisita.
Aquí lo que te encuentras es una carta que te atrae desde el primer momento, hay inteligencia y honestidad, aplicadas a los productos básicos que se acaban convirtiendo en propuestas muy atractivas. La personalidad del chef, con su bagaje formativo en diferentes puntos geográficos, lo que le aporta una visión amplia de las tendencias y posibilidades de la cocina, hace que sus sugerencias tengan mucho de tradición e innovación según lo requieren. Aplica técnicas que respetan el producto en su esencia para ofrecer platos que en algunos casos pueden ser poco convencionales pero con una gran aceptación por parte de sus clientes. Se requiere una mente abierta para integrarse en el mundo de Lester López y seguro acabar más que satisfecho de la experiencia.
El local está estructurado en tres secciones, una amplia planta baja, un comedor en un primer piso y una extensa terraza cubierta. Hay una barra que no sé si será operativa o es solo para el servicio de los camareros, pero supongo que en un caso de apuro se podrá utilizar para tomar un aperitivo rápido. Tienes donde elegir.

Otro detalle que me gustó mucho es la carta de vinos en una tablet, te permite conocer bastante mejor las referencias que hay disponibles ya que aporta mucha información y es más fácil de mantener actualizada que una carta convencional. Seguro que es asumible por cualquier restaurante tener dos o tres de ellas. Una prueba más de las inquietudes que dirigen este establecimiento.

Vamos al grano. Me ofrecieron un aperitivo que dentro de su sencillez estaba fantástico, lo digo en serio. Panipuri con ajoarriero, pimiento dulce, cebollino, unas gotas de aceite y sujetado al plato con una base de all i oli. El secreto es doble, uno saber combinar perfectamente los ingredientes y dos utilizar una buena materia prima. Parece sencillo pero a algunos les cuesta.

Las patatas "bravas" llevan incorporada la nueva tendencia que es añadirles unos trozos de torreznos crujientes. Sé que soy un poco exagerado con el picante, como me gusta mucho cada vez exijo más intensidad, a mí estas "bravas" no me picaron nada. Debería establecerse la costumbre de sacarlas acompañadas de algún frasco de salsa picante para que cada uno se las aderece a su gusto. Cuidado con las cantidades, esto era media ración.

¡Cómo voy a echar de menos las alcachofas cuando se acabe la temporada! Mientras tanto sigo pidiéndolas. Esta alcachofa a la brasa con parmentier de patata trufada, jamón crujiente y toques de ajo negro asado estaba exquisita, tierna y sabrosa. También era media ración. Tenlo en cuenta.

Presta atención, que no se te olvide pedir este plato. Coca casera de "oli" recién hecha de picaña de ternera madurada, crema de queso con mostaza, crujiente de alcaparras, lascas de queso curado y toques de salsa tártara. "Pa morirse". Y tienen también una de berenjena a la llama con aceite de romero, cebolla frita y puré de ajo asado que caerá la próxima vez.

En el apartado de postres tienes tres para elegir y dos cócteles. Uno de ellos es un cóctel de "cremaet" que habrá que probarlo la próxima ves. En esta ocasión me pedí el fondant de chocolate con cremoso de chocolate blanco y maracuyá, helado de chocolate, tierra de choco y avellanas. Muy rico, de verdad.

Habrás visto que pocas veces hablo del café, pero en esta ocasión tengo que hacerlo ya que rara vez encuentro un café bueno en los restaurantes. Este sí, este me gustó. Es un café con un aroma intenso y complejo, con un sabor agradable y persistente en la boca, su color y la crema son indicadores de una buena extracción. La ausencia de amargos (lo tomo sin azúcar) indica que ni es torrefacto ni ha sufrido excesos de calor en su elaboración, tanto en el tostado como en la cafetera.

El vino elegido fue este Megala 2022 Vino de Finca de Casa Corones, de Bodegas Enguera de la DO Valencia en Terres dels Alforins. Está elaborado con las variedades Monastrell, Marselán y Tempranillo, con 12 meses de crianza en barrica de roble. Aromas frutales y florales, con una barrica muy bien integrada y un paso de boca elegante y placentero. Un buen vino.

Tengo que volver.