Para tapear con nivel
Sigo con mi periplo por la ciudad de Valencia, para localizar y clasificar los establecimientos que tienen una destacada selección de tapas en sus cartas y que por lo tanto nos permiten ejercer esa gratificante actividad del tapeo tan española.
Hoy en la zona próxima a Cánovas, en el barrio de La Gran Vía, distrito del Ensanche, junto con un amigo que se sacrifica conmigo en la realización de este trabajo, hemos recalado en "Mama racha taberna". Empezamos con una cerveza, para ir acostumbrando al cuerpo y para contrarrestar los efectos del calor que ya aprieta en estas fechas, aunque la magnífica brisa que soplaba en la terraza nos ha ayudado a pasar unos momentos muy agradables.
La vocación de este establecimiento por las tapas está más que expresada en esta pizarra desde la que anuncian lo que considero que deben ser sus tapas "premium". Aunque parecen más raciones que tapas propiamente dichas, y por esa razón no nos centramos en ellas, sino en sus hermanas pequeñas, con la finalidad de probar cuanto más mejor.
El restaurante también dispone de carta y menú del día para comidas más formales. A la vista de los platos que se ofrecían este día, parece que la inquietud y creatividad de la cocina es patente.
Como veníamos a lo que veníamos, nos centramos en la tarea y empezamos pidiendo esta "Coca de tomate con sardina ahumada, salsa tártara, cebollita a la brasa y kimchi" Así estaba anunciada en la carta, pero parece que el kimchi ha sido sustituído por una confitura de pimiento. Si estoy equivocado que se me corrija, por favor. Me gustó mucho, la sardina tenía una consistencia muy compacta, daba gusto morderla y la salsa y las cebollas a la brasa muy bien ensambladas en el conjunto. Buen principio.
Como somos unos forofos del pulpo, nos hicimos con todo el que aparecía en la carta, primero en forma de "Carpaccio de pulpo con emulsión cítrica, huevas de wasabi y sal negra". Bien, lo disfrutamos. El punto del wasabi le va genial.
Ferrero Rocher de Burgos, con maíz tostado crujiente, mermelada de pimientos del piquillo y Pedro Ximénez. Un bonito trampantojo del famoso bombón. Un interior de morcilla de Burgos, recubierto de maíz tostado en lugar de la tradicional avellana. Salieron un poco tostados por culpa nuestra, nos enrollamos a hablar de nuestras cosas y la cocina tuvo que aguantar demasiado tiempo la fritura. Prometo portarme mejor la próxima vez.
Canelón de lacón relleno de hummus de pimientos asados en almibar. Esto es algo más que una tapa, pero lo vimos anunciado en el menú del día y la curiosidad nos pudo. Se puede apreciar que es el tercer plato con pimientos.
Albóndiga de bacalao con alioli de miel, cebollita verde y crujiente de arroz con comino, curry y pimentón. Solo digo una cosa sobre esta tapa ¡Cuando vayáis la tenéis que pedir!
Pulpo a las brasas con parmentier de patata, aceite de pimentón y puré de ajo asado. Ya he anticipado que somos aficionados al pulpo y aunque la materia prima es la misma el resultado no puede ser más diferente, el otro era un carpaccio frío y esta es una pata a la brasa tierna, gustosa y en su punto. Excepcional.
Con el vino no tuvimos tanta suerte. Es cierto que el vino lo elijo yo, pero cuando las posibilidades no son amplias, o no se adaptan al gusto del cliente, es fácil errar. Resultó ser un vino con poco interés. Una entrada en boca fresca, por la punta de acidez inicial que tiene, pero luego se queda plano. Al menos esa fue mi apreciación.
En este restaurante comimos bien, pero fuimos tratados mucho mejor. El personal está disponible siempre, no tienes que llamar al camarero varias veces, como ocurre en algunos otros sitios. Amables y muy respetuosos. Tomad nota para cuando estéis por la calle Ciscar y Cánovas.