Los vinos que se elaboran con la variedad Garnacha blanca son mis preferidos, así en general, pero si además son de Terra Alta ya me rindo a ellos, me tienen conquistado. Hay muy buenos ejemplos de lo que se puede conseguir con esta uva. Aunque está bien adaptada a otras regiones y se pueden encontrar cosas muy interesantes. Sin pasarnos de precio, además de este Massaluca, podéis intentar conseguir "La Fou", Barbará Forés, Vía Edetana, Viña Zorzal, Miranda de Secastilla, Anma de Chozas Carrascal. Eso sin pasarse de precio y sin salir de España. Si queréis daros un homenaje probad el de Abel Mendoza (Rioja), pero eso es otra liga. 

Se trata de una variedad rústica en el campo y muy delicada en el momento de la vinificación. En copa, es una variedad que no destaca por su intensidad olfativa, pero sí por su paso por boca, intenso, estructurado y complejo, además de tener una buena aptitud para la crianza.

Yo que me considero un bebedor de vinos tintos, me sorprendo ahora disfrutando mucho con un blanco, y es que se están haciendo algunas cosas extraordinarias. El vino blanco ha pasado de ser un trago fresquito para los momentos de calor o los pescados y mariscos, a ser un excelente producto, con carácter, estructura, aromas nuevos y una presencia en boca poderosa. Y ya no es cierto aquello de que hay que beberlos siempre jóvenes, admiten perfectamente el paso de los años y los buenos mejoran cantidad, si están correctamente almacenados.

Además, según confiesan los enólogos, es más delicado de elaborar que el tinto.

A continuación tenéis la ficha del restaurante donde lo tome y la de la cata.