Si algo define y distingue a los cavas elaborados por Mestres son sus largas crianzas, su paciencia para dejar reposar durante muchos meses esas botellas que contienen un vino tratado con mucha delicadeza, con mimo y sin prisas. Estamos hablando de éste, que es el más básico, con una crianza de 42 meses en rimas.
El resultado es un cava de una finura especial, elegante y sofisticado, muy cremoso, con notas de bollería, cítricas y de fruta blanca. Para disfrutar en cualquier momento y con cualquier tipo de comida o sin ella.