Las opiniones son todas respetables, aunque a veces no nos sean de utilidad. Esto viene a cuento de que cuando visitas una determinada zona, inexplorada gastronómicamente por ti, necesitas de alguien que te diga, te asesore o te cuente las bondades de los distintos establecimientos que en él dan de comer y que lo hagan con ciertas garantías. Hoy lo más habitual es dirigirse a Internet y empezar la búsqueda. Te puedes acabar mareando. Del resultado de mi búsqueda acabé con una recopilación de 18 folios de restaurantes recomendados de Menorca. Y eso por culpa de que los criterios de los que se dedican a recomendar pocas veces resultan homogéneos. No hay mas que comparar los distintos buscadores donde la opiniones pocas veces coinciden. Pero aquí es donde volvemos al principio del texto, todas las opiniones son respetables, pero pueden no coincidir con la tuya. ¿Entonces de quién te fías?
No te queda más remedio que hacer una primera selección buscando coincidencias entre los "recomendadores", que suelen ser pocas, y después confiar en tu instinto, lo cual es bastante arriesgado y necesitado de mucho entrenamiento. Pero en esta ocasión funcionó. Encontramos este maravilloso restaurante que lo tiene todo. Vamos por partes.
Está ubicado en un lugar bastante céntrico de la ciudad de Ciudadela, según mi percepción, en la ficha tenéis un plano con su ubicación. Sobre el interior, que me encantó, prefiero que ellos mismos os lo cuenten, que lo han descrito muy bien en la web del restaurante. En la foto se aprecia bastante claramente lo que a continuación nos cuentan.
"El espacio consta de dos ambientes, la sala y el patio interior, en los que el característico blanco de la luz mediterránea es el protagonista de ambientes ligeros y suavemente iluminados. Un espacio diáfano y acogedor diseñado por Medi Estudi y Clara Capó, quien ha sabido mantener la esencia de la arquitectura menorquina y fusionarla con una decoración sencilla, vanguardista y actual, al unísono de nuestros platos." De la web de Mon Restaurante.
La bodega, muy bien diseñada, se encuentra en la zona de acceso al restaurante, con lo cual consiguen que al entrar se te vayan los ojos hacia ella y te predisponga a querer conocerla bien a fondo. Las referencias que contiene la carta de vinos son bastante representativas de muchas de las diferentes zonas, incluyendo algunos vinos de otros países y desde luego de la tierra. Su propósito es que armonicen bien con los platos que prepara su chef Felip Llufrui, obviamente.
Hay dos menús disponibles, uno corto o del día, con opciones, "Menú Mon", y otro más largo o gastronómico, "Menú Tast", además de la posibilidad de comer a la carta si te apetece. Nosotros escogimos el gastronómico porque nos pareció muy interesante y nos apeteció mucho. Consta de tres entrantes, un pescado, una carne y dos postres. Luego te sorprenden con unos aperitivos y tal vez con algún apéndice en los postres. Es un menú generoso y exquisito.
Los detalles en la mesa son muy importantes y con en vino ya ni te cuento, por eso encontrar una copas dignas que te permitan disfrutar del vino y que estén a la altura y nivel del restaurante, es una gozada.
Antes de empezar con el menú nos sirvieron tres aperitivos que nos sorprendieron por su calidad. Esto empezaba a pintar muy bien. El primero de ellos fueron estos huevos de espuma de tortilla de patata con sobrasada frita que nos dejaron epatados, asombrados, maravillados, deslumbrados y encantados.
Le acompañaban estos buñuelos de endivia que no desmerecían nada de lo anterior y eso que el listón había quedado muy alto. Tuvimos ocasión de probar otros iguales en un lugar diferente, que estaban buenos, pero no eran como estos.
Hubo un tercer aperitivo, una piruleta de queso de Menorca, que también estaba exquisito, pero la foto no le hacía justicia y no la he subido.
El pan que sirven está elaborado con una variedad de trigo autóctona que está en fase de recuperación, porque su cultivo bajó mucho ya que sus espigas y su grano son más pequeños que los del trigo más común, tiene un bajo contenido de gluten y es muy sabroso. Venía acompañado de mantequilla, aceite y sal elaborados también en la isla de Menorca.
El aceite Morvedra lleva las variedades arbequina, picual y olivó, aceitunas procedentes de la finca Morvedra Vell de Ciutadella de Menorca. Es un jugo de oliva extraído en frío que resulta frutoso y suave. Me gustó, aunque hay tantos aceites de calidad actualmente que es difícil quedarse con uno solo.
El primer entrante del menú es un tartar de gambas sobre un crujiente de piel de cerdo. Hay que recrearse un poco en este plato, ya que, aunque llevaba bastantes ingredientes, la presencia de las gambas era más que evidente. Muchas veces cuesta encontrar el ingrediente principal en un plato, ya que suele ser el más caro, pero aquí no, había gambas y en cantidad suficiente. Sobresaliente.
Este plato me pareció una genialidad. Macarrones rellenos de conejo guisado. Son como unos mini canelones, pero con un sabor maxi. El guiso exquisito, la carne sabrosa, la pasta al dente. A pesar del nivel de los platos anteriores y posteriores, éste es el que más me gustó. Y me sorprendió.
El tercer y último entrante es un panecillo de langosta Thai. Como se aprecia en la foto no se ha escatimado con la langosta, ni se ha rellenado con acompañamientos para engrosar el volumen del plato, y de sabor fantástica. Hasta el pan estaba muy bueno, como no podía ser de otra manera. Todo lo que hay en un plato debe tener un nivel de calidad idéntico, lo contrario sería una pifia.
Llegamos al plato de pescado: Raya con holandesa de limón. En la línea de todo lo anterior, sutileza, sapidez, equilibrio y disfrute. La salsa holandesa, como dice la Wikipedia, "es una emulsión elaborada con mantequilla y zumo de limón, o vinagre, que emplea yemas de huevos como agente emulsionante. Generalmente se sazona con sal y un poco de pimienta blanca o incluso con polvo de cayena."
La carne, cochinillo cocinado a baja temperatura, acompañado de laminado de nabo, en forma de flor o alcachofa y puré de boniato. Éste es el único plato al que se le puede poner una ligera pega, y es que me esperaba que la carne estuviese más jugosa, bien el sabor, pero con esa pequeña deficiencia. Aún con eso me gustaría que me lo sirvieran en otros sitios así al menos.
El primer postre, que en la carta figura como ensalada verde, consta de bizcocho de calabacín, sorbete de licor de hierbas de Menorca, manzana y granizado de melón. Me pareció exquisito. Cuatro texturas en armonía.
Segundo postre, helado de coco con cobertura de chocolate, pudin y helado de ensaimada. ¿Te puedes imaginar cómo estaba? Pues así, exacto. Como dice un amigo "Para comérselo a pozales".
Fuera del menú vino este pequeño postre en forma de magnum. Refrescante y simpático, a la vez que bueno.
Para acompañar a los cafés nos sirvieron estos «carquinyols», unas pastas típicas de Menorca. Son unas pastas duras y secas de forma cuadrada. Su base principal es la almendra molida, además lleva huevos, azúcar y harina. En Valencia lo más parecido son los "rosegons", aunque tienen distinta forma y la almendra no está molida.
Tengo cierta debilidad por este vino, Blanco Nieva Pie Franco, añada 2021, DO Rueda, casi siempre que lo encuentro en una carta procuro pedirlo. Es elegante, equilibrado, fresco, es un verdejo diferente.
Una magnífica experiencia la visita a este restaurante, un buen nivel en todos los sentidos. Recomendable. También disponen de hotel.