
Seguro que tú también tienes ese sitio al que te gusta volver una y otra vez. Yo incluso tengo varios, pero uno de mis favoritos es Munart. Disfrutar de la compañía y profesionalidad de Megan y Carlos es un gran aliciente, pero la cocina y la atención son mayúsculas. Por eso hoy vengo a contarte el último menú, de momento, que hemos tomado allí cuatro grandes aficionados a la buena mesa. Es habitual empezar con una trilogía de aperitivos (tienes la foto en la cabecera) que en esta ocasión estaba compuesta por una oblea de arroz con queso crema, puré de aguacate casero con un toque de lima, atún rojo, salsa teriyaki y perlas de yuzu. La he incluído en una foto ampliada para que puedas apreciar la finura de la composición y, si fuera posible, que te imagines la exquisitez del bocado. Al centro croqueta casera de jamón muy cremosa y con un sabor delicioso, delicado y sabroso. Tardamos mucho en comerla, a bocados pequeños, porque no queríamos que se acabase. A la derecha de la foto de la cabecera había un rico caldo de ave con siete especias árabes. Un principio antológico.

Continuamos con la versión de la gilda que hace Carlos, con algas wakame, anchoa de Santoña, guindilla, alcaparra, aceituna, cebolla encurtida y perlas de salmón. Una interpretación en miniatura pero que contiene todos los sabores de la creación original. Sabe a lo que tiene que saber. Exquisita.

La zamburiña cocinada con soplete y terminada en el horno con un toque de lima, sal vikinga, ají amarillo y perlas de salmón es una delicatessen que les sale bordada. Es un imprescindible del menú.

Seguimos con un trozo de lomo de salmón con curry verde tailandés, gotas de teriyaki, algas wakame con sésamo, perlas de wasabi y huevas de erizo de mar. Equilibrio total, ni sobraba ni faltaba nada.

Llegamos a los platos principales. Arroz meloso de ajos tiernos, alcachofas y gamba roja. Sabor, sabor, sabor. En ese fondo había sapidez. Las gambas y alcachofas de matrícula.

Para finalizar la parte salada nos ofrecieron una versión personal del ramen. Fideos Udon, verduras salteadas con mantequilla, soja, teriyaki y mirim con huevo de codorniz mollet, puerro, entrecot y crujiente de masa wonton especiada (lo amarillo de arriba) con caldo de pollo. Un plato que no es habitual en Munart pero que la sapiencia de estas personas lo convierte en algo delicioso.

Crema de mascarpone con helado de yogur de frutos rojos, galletas lotus y ralladura de lima. Un clásico que no necesita comentarios. Siempre bueno.

Para la ocasión elegimos este Esencia de la Bodega Vegamar de Calles (Valencia) elaborado con las variedades Garnacha y Syrah. Se percibe un aroma de buena intensidad a frutas del bosque y especias. En boca es untuoso con un tanino pulido, fruta y buena persistencia. Muy agradable y satisfactorio.
Una comida para disfrutones que repetiremos alguna vez más.