Namúa es uno de los locales que tengo siempre pendiente, pero no es porque no vaya, es por que necesito ir de vez en cuando, aunque no tan frecuentemente como me gustaría, esto último ayuda a que cuando aparezco por allí Víctor se alegre mucho de verme. Pero no pienses que solo se me recibe bien a mí, el afecto se reparte por igual a todos los clientes, la simpatía flota en el ambiente, pero sobre todo allí se come muy bien. Los platos, en muchos casos, se inspiran en la tradicional cocina valenciana, como el aperitivo que se sirve como homenaje al "costo" típico del "Esmorzar" valenciano, en forma de cóctel de ensalada valenciana con piparras, una esferificación de aceitunas y unos "cacaos", un trampantojo de cacahuete.
Reinterpretar platos tradicionales es una habilidad que Víctor Domina muy bien, con mucho ingenio y obteniendo unos resultados espectaculares.Mira si no este gazpachuelo de tomate, una picada de remolacha que por su aspecto dirías que se trata de un steak tartar, acompañado con una vinagreta de salsa satay de cacahuete, un poquito de tártara y tomatitos confitados. Todo ello decorado con un sinfín de salsas y encurtidos. Brutal.
Un aceite de la sierra de Espadán, concretamente de la zona de Gaibiel es una degustación exquisita. Suave al principio, aromático y sabroso y potente en el final.
De las grandes creaciones de Víctor hay que destacar estas dos esferas comestibles, la de la derecha es algo que todo el mundo conoce, el buñuelo de bacalao acompañado con alioli y un crujiente de su propia piel, pero nadie lo hace como él, es maravilloso. La otra, a la izquierda, si que es más original, no la he probado en ningún otro sitio,se trata de una croqueta de “blanc i negre” (longaniza y morcilla), acompañada por un cremoso de morcilla y un ajete frito. Es un bocado espectacular, hay que pedirlo preciso, es necesario, no te arrepentirás.
Seguimos con una nueva creación del chef con ingredientes muy valencianos. En la exposición del plato hay un ajoblanco de fartón y horchata, también hay atún en dos presentaciones, uno va marinado en soja y cítricos, el más oscuro, y el otro es un semi salazón con coco, acompañados con mejillón en escabeche. Además de innumerables complementos como los encurtidos de cebolla y piparras, las pieles de bacalao, algo de salsa de escabeche, y más. Como habrás apreciado le gusta decorar los platos con un estilo algo barroco, juega con el color igual que con los sabores y texturas. Cada plato es un universo.
Ya es tiempo de plato de cuchara y se nos obsequió con esta maravillosa fabada asturiana. Legumbre cremosa y compagno de calidad y sabor. No hace falta decir más, ya te lo imaginas.
Estábamos en época de hongos y no podían faltar en la mesa de Namúa. Aquí tenemos unas setas salteadas con ajos y ajetes: rebollones o níscalos, boletus edulis, trompeta de la muerte, acompañadas de unas pocas de angulas de monte. Muy satisfactoria nuestra primera degustación de setas de la temporada y disfrutona.
Sí ya sé que tartas de queso hay en todos los restaurantes y ya aburre, pero como la que hace el señor Soriano en este restaurante no la encontrarás fácilmente. Lo he afirmado en anteriores ocasiones.
La tarta de queso no es su único triunfa con la repostería, también hace una tarta de chocolate que te chupas los dedos literalmente. Si tienes fondo pruébala.
El vino elegido fue este Pazo Baión 2022. Un Albariño de la DO Rías Baixas.Es un vino blanco de Pazo, fruto de viñas viejas que ofrece toda la tipicidad de la zona más popular de estas uvas. Un blanco fresco, envolvente y mineral, muy largo, que presenta un final aromático y persistente. Buen equilibrio y estructura. Delicioso.
Una experiencia inolvidable, como siempre.
Hasta la próxima.