Todas las opiniones que había leído sobre este restaurante eran muy buenas y consideraba que debía ser una de las visitas obligadas en mi desplazamiento a Oliva. No me confundían los comentarios y mi instinto tampoco. Es una base de cocina tradicional mediterránea y de temporada. El huerto propio del que se surten las verduras marca la oferta de la carta. Hay cosas que si se quieren hacer bien ha de ser en el momento en que sus ingredientes están en su apogeo. Paqui Vicens encarna el espíritu de este restaurante. Cuando habíamos leído la carta y estábamos dispuestos a pedir llegó ella y al saber que era nuestra primera visita nos organizó la comida, diciéndonos lo que teníamos que pedir. Se lo agradecemos, pues fue todo un acierto.
El local es muy acogedor. Está en un edificio independiente rodeado de huertas y dispone de un amplio aparcamiento. Las mesas, como se puede apreciar son amplias y robustas. Los vinos, de los que hay buenas referencias, están bien conservados y también dispone de dos terrazas una interior y otra exterior.
Todo lo que tomamos, sugerido por Paqui, hasta el pan, estuvo exquisito. Se trata de un pan de coca con aceite y sal, muy típico de la zona, acompañado de all i oli y tomate.
Una "coqueta de pico" con gamba de río, cebolla y guisantes fue el primer premio que obtuvo el restaurante en la segunda edición del "Concurs Nacional de Coques Ciutat d'Oliva 2019", y había que probarla. Exquisita.
La sugerencia siguiente fue esta croqueta de gamba roja de Dénia, con mucho sabor, una bechamel cremosa y una buena fritura.
Estos lomitos de salmonete en tempura desescamados y desespinados estaban de locura. Una textura espléndida y comidos con los dedos sabían a gloria. Nos aconsejaron que los tomáramos con la mano para evitar que la frágil tempura se rompiese y se desprendiera del pescado.
Si te has movido un poco por La Safor (Valencia) o por la Marina (Alicante), dos comarcas colindantes que a veces parece que forman un todo geográfico, seguro que has probado más de una vez las famosas cocas de gambita de agua dulce con acelgas. Ésta es una nueva presentación, que resulta también muy apetitosa. Les llaman "Pastissets de gamba amb bleda".
Acabamos la parte salada con estas alcachofas de temporada fritas con salsa Vitello Tonnato y piñones tostados. Buen producto, con una fritura perfecta y con una delicada salsa sorprendente para esta elaboración, ya que habitualmente acompaña a finos filetes de ternera.
Uno de los postres que tomamos fue este milhojas con crema pastelera bañada en chocolate templado y almendra tostada. Un hojaldre muy ligero y bien combinado.
Esta tarta templada de manzana con helado de vainilla estaba muy buena. Y estéticamente espectacular.
El vino de esta comida fue un capricho, por algo era el día del padre. Abadía Retuerta. Le Domaine es un vino resultado de un fortuito encuentro de variedades blancas entre las que son propias de la Ribera del Duero (predominan las tintas). Se compone de un 80% de Sauvignon blanc y un 20% de otras variedades blancas, principalmente Verdejo. El vino se elabora con una lenta fermentación y un reposo final de 6 meses en barricas nuevas y usadas de vinos de añadas anteriores. El resultado es un vino original y sorprendente, intenso y con carácter, con cuerpo, untuoso, con un largo y fresco final. Un vino diseñado para mejorar con el tiempo y para reflejar fielmente la personalidad del terruño. Lo malo es que nadie lo deja reposar, la añada que tomamos es del 2022, al final tenemos un vino de guarda que se bebe prácticamente joven. Falta paciencia.
Las copas haciendo justicia al excelente vino.
Está más que justificada una escapada, de vez en cuando, a Oliva para descubrir restaurantes como éste.