El local es grande, la mesa que ves está montada para veinte comensales, pero es una excepción, por supuesto, las demás son de tamaño más corriente y habitual. Como se puede apreciar la cocina está abierta al comedor, separados por una cristalera, lo que permite observar el trabajo de los cocineros.
Como verás los detalles están muy cuidados. La atención es espectacular.
El producto que sirven es de primera calidad, empezando por el agua.
Antes de empezar la comida me obsequiaron con un sorbete de fresa que estaba bueno. Al principio pensé que si era dulce no me iba a gustar, pero tenía un punto de acidez natural de la fresa muy equilibrado y resultó adecuado como aperitivo.
Como me gusta probar cuantas más cosas mejor empecé con este par de croquetas, la de la izquierda era de pollo con curry y la de la derecha de espinacas con gambas. Las dos muy ricas y con buenos trozos del ingrediente principal.
En esta segunda foto se pueden apreciar perfectamente los trozos de gamba en el interior de la croqueta. Al igual que las espinacas, que no van trituradas, se distinguen bien las hojas.
Esta flor de calabaza rellena de queso fresco, anchoa y emulsión de albahaca me aconsejaron que la tomase con la mano, ya que el relleno al ser líquido se saldría irremediablemente al plato. Así lo hice y fue un acierto seguir el consejo. Exquisita.
Le tocó el turno a estos raviolis de bacalao rellenos con salsa de mantequilla, salvia y pesto, acompañados de espárragos, tomate seco y queso parmesano. Una delicia.
Lo siguiente fue este tataki de atún, precioso y sabroso. No necesita mucha descripción.
El último plato de la serie salada fue un steak tartar elaborado en mi presencia. Aquí están todos los ingredientes que se utilizaron. Alcaparras, pepinillos, cebolla morada, yema de huevo, mostaza, aceite, carne picada, tabasco, anchoas, pimienta, salsa Perrins y sal.
El resultado espectacular y apetitoso. Solo una pega, la carne estaba demasiado picada para mi gusto, prefiero que se distingan un poco los trozos.
Fuera de lo que era mi pedido me ofrecieron un pequeño postre que fue elaborado delante de mí con nitrógeno líquido.
El resultado fue esta piruleta cargada de sabores y muy apetecible. Un regalo inesperado y muy agradecido por mi parte.
El postre que había elegido de la carta era esta Tarta Tatin de manzana con helado de mantecado casero. Una elaboración muy original, ya que entre dos conchas superpuestas, una dentro de la otra, de un hojaldre muy crujiente y sabroso había una compota de manzana muy rica. Espectacular.
Para acompañar a todas estas delicias elegí otra que estuviese a su nivel. El escogido fue este Mauro 2021, perteneciente a la denominación geográfica "Vinos de la Tierra de Castilla y León". Un vino que no necesita presentación, es el emblema de la bodega. Lleva un 85% de Tempranillo y un 15% de Syrah. Cabernet Sauvignon y Graciano. Con mucha complejidad, sabroso, buena estructura y elegancia. Para repetir en la primera ocasión.
Me han quedado algunas cosas por probar y tengo que volver.