Paydos, Viñedos Alonso del Yerro, DO Toro
TORO RECONQUISTA SU ESPLENDOR, por Luis Moreno Buj.
Los vinos de Toro han vuelto a resurgir después de atravesar una época –casi un siglo, desde la llegada de la plaga de la filoxera hasta finales del XX- en la que perdieron parte de su antiguo prestigio por ser excesivamente rudos y astringentes, si exceptuamos algunas dignas excepciones.
En los últimos tiempos esta DO castellana, ubicada en los alrededores del río Duero a su paso por las provincias de Zamora y parte de Valladolid, ha visto como recuperaba su esplendor enológico.
Esto se ha debido al esfuerzo y buen hacer de un grupo de bodegueros que ha apostado por el potencial de los viñedos ubicados en las laderas menos fértiles de las suaves estribaciones montañosas de la comarca, de naturaleza diferente a la de las parcelas más productivas de los valles.
Muchos son los ejemplos de bodegas que se han instalado en estos parajes en los últimos quince años, situando a la DO Toro como una de las zonas vinícolas emergentes más interesantes del actual panorama español. Son variados los ejemplos de vinos tintos de alta gama de Toro que han demostrado su elegancia, complejidad y personalidad, ocupando los puestos más altos en el escalafón de los más interesantes para el aficionado exigente. En esta zona vitícola la protagonista es la Tinta de Toro, como se llama a la Tempranillo local, aunque también se cultivan las Garnacha Tinta, Malvasía y Verdejo.
El gusto por los vinos de Toro viene de antiguo. El cultivo de la vid en esta zona se remonta a tiempos anteriores a la dominación romana, pero fueron las órdenes monásticas las que asentaron de forma definitiva la viticultura durante la Edad Media. Las menciones literarias sobre la excelencia de sus vinos son numerosas, como la que hizo el Arcipreste de Hita en su Libro del Buen Amor: "Y aún otra cosa os diré de lo que allí aprendí. Donde hay vino de Toro, no beben de baladí, desde que partí de ellas, todo este vicio perdí, quién a monjas no ama, no vale un maravedí”.
En el año 2002 el matrimonio formado por Javier Alonso y María del Yerro fundó su primer proyecto enológico en la Ribera del Duero, la bodega Viñedos Alonso del Yerro. Cinco años más tarde ampliaron sus perspectivas bodegueras al adquirir el viñedo Pagos de Miguel, en la vecina DO Toro. Allí elaboran su tinto Paydos con la única filosofía de vida que conocen, en la que basan su peculiar forma de entender la elaboración de sus vinos, con técnicas de agricultura biodinámica, sustentada en nobles valores como son la familia, la amistad, el afán por alcanzar la excelencia y un profundo respeto por el medio.
El Alonso del Yerro Paydos de 2008 está hecho con Tinta de Toro, y ha permanecido con sus lías finas 15 meses en barricas de roble francés. Es un vino de color rojo picota, con una nariz muy interesante, donde destacan aromas de frutillos silvestres rojos y negros propios de la varietal, con notas especiadas de cacao y sutiles recuerdos florales. En el paladar es potente, frutoso (arándanos maduros), goloso, carnoso, con buenos taninos, elegante y poderoso.
Alonso del Yerro Paydos 2008: 32 euros
www.alonsodelyerro.es
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