Hay un nuevo vecino en Patraix, en el local que ocupaba la pizzería Vesubio, justo debajo de la vivienda donde habitaban mis padres. Ahora hay un restaurante de cocina mediterránea y de temporada que está teniendo un éxito impresionante. Desde que abrió el comedor empezó a llenarse gracias a la fórmula que todo el mundo conoce y que muy pocos aplican, buen producto, correcta elaboración y precio ajustado.
El local es grande, bastante grande y dispone de una terraza también amplia, lo que requiere un buen equipo que atienda a tantos clientes como caben en sus mesas y una cocina que funcione como un reloj de precisión para poder dar servicio continuo a las peticiones del personal de la sala. Pero algo falla.
La carta no es muy extensa, pero suficiente, con algunas sugerencias interesantes. Como está en la web se puede consultar en cualquier momento, lo que permite que esté siempre adaptada a la oferta de mercado, ya que es el tipo de cocina que parece que realizan, mediterránea y de temporada. El día que estuve ofrecían doce entradas, cuatro carnes, un pescado y cuatro arroces diferentes.
Empezamos con las bravas especiales Petraher, con una salsa hecha con ají rocoto, que es un pimiento picante. La ración es generosa, como casi todas las que nos sirvieron, pero estas patatas no picaban, hasta los niños lo dijeron. Éste es un problema que nos encontramos en muchos sitios; para que tengan más aceptación les quitan lo "bravo". Por lo demás estaban bien.
El segundo entrante que pedimos fueron "les pilotes de putxero", pero no quedaban y nos decantamos por el ajoarriero con huevo frito y crujientes de bacalao. Todo un acierto. Una ración impresionante, con el añadido del huevo y las cortezas de bacalao. Con sabor y textura. Imprescindible pedirlo si vas.
La fritura de bacalao con alioli cítrico de pomelo estaba rica, buen pescado, tierno, en su punto y una fritura ligera. El toque cítrico del alioli un acierto, aunque parecía más una mayonesa. Un plato para disfrutar los amantes del bacalao.
Cebolletas asadas con salsa tártara y yema de huevo trufada. Un producto sencillo al que se le ha sabido sacar mucho partido, uno de los mejores platos del día.
Canelón relleno de carne de puchero y cubierto con salsa trufada y picada de jamón. Un plato que nos llamó la atención, igual que las pelotas, seguramente por las reminiscencias de cocina casera que nos trae a la memoria. Contundente y nostálgico.
Presa ibérica sobre parmentier de patata. Tierna, sabrosa y jugosa. Buena elección.
Costilla ibérica a baja temperatura. Impresionante el tamaño de la pieza, hubo quien no se la pudo terminar. Tierna, los huesos salían limpios tirando de ellos con dos dedos. Un plato a tener en cuenta.
De postre Ganache de chocolate blanco con sorbete de mojito y sopa de maracuyá. Apetitoso y refrescante.
Para beber elegimos este Mestizaje 2020 Vino de Pago DOP El Terrerazo, ahora que están tan de moda, de las Bodegas Mustiguillo, seguramente se trata del Vino de Pago más económico que hay en el mercado español, pero con una excelente calidad. Está elaborado con las variedades Bobal, Garnacha y Shyra. Ha permanecido 10 meses en barricas de roble francés y en tinas de 50-80 Hl. En nariz se aprecian notas de fruta roja y negra, acompañadas de torrefactos, tostados, con un ligero fondo a hierbas aromáticas. En la boca es sabroso, agradable, afrutado y fresco, su final es persistente con notas tostadas y afrutadas. En tienda ronda los diez euros. Una ganga.
Bueno, en conclusión, buen sitio para disfrutar comiendo, pero armaros de paciencia ya que la comida se alarga.