Tres años abierto y me lo he estado perdiendo
Como decía Serrat “De vez en cuando la vida afina con el pincel. Se nos eriza la piel y faltan palabras...” Pues eso, “...de vez en cuando salta un conejo de la vieja chistera...”, y eso me parece que ha pasado hoy, he encontrado un sitio, nuevo para mí, aunque el local lleva años allí, antes se llamaba El Pino, pero ahora lo gestiona un nuevo propietario con nuevo nombre, con un buen equipo que sabe hacer bien lo que se lleva entre manos. Lo ha convertido en un bonito local, muy agradable y en el que además se come bien. Que no os disuada de ir el nombre, no está tan lejos. Está en la carretera de Las Rotas.
Dispone de una amplia terraza muy cómoda. El resto de comensales siempre están a más de dos metros de tu mesa. El lugar, un 15 de septiembre, resultó fresco y placentero. La brisa del mar se siente estando allí.
La carta es bastante interesante, con propuestas que atraen. Hay platos tradicionales y algunos de inspiración oriental. Nosotros comimos muy bien eligiendo solo entradas. Escaneando el código QR de la foto podéis consultarla y si no, también lo podéis hacer desde aquí.
En cuanto a los vinos, la carta no es muy amplia, pero hay donde elegir, con una bien proporcionada selección de vinos de la tierra.
No obstante, como ocurre en casi todas las cartas de restaurante, el número de vinos blancos me pareció corto, sobre todo teniendo en cuenta que la zona de Dénia es de cocina marinera predominantemente. Por lo que nos tuvimos que conformar con el omnipresente José Pariente (valga la rima).
Con el servicio del pan nos sirvieron los típicos acompañamientos, de allioli y tomate. Me sorprendió gratamente el allioli de tinta de calamar y ajo negro. No así el tomate, que venía frito, porque, estando bueno, no me resulta apetecible antes de la comida, lo prefiero fresco y rallado, con sal y aceite únicamente.
Siempre me apetece una ‘coca de dacsa’’, en este caso algo más original de lo habitual, pues era de cochinita pibil. El tradicional plato de la cocina mexicana va ideal aquí. No en balde hay un taco similar. Una feliz unión de dos cocinas.
La otra coca ya no era de maíz, esta era de trigo, pero la masa estaba exquisita, así como su contenido. Roast beef con foie.
Seguimos con un tataki de atún, que no figura en carta, recubierto de sésamo, con salsa de soja y mayonesa de wasabi sin picante, solo color (?). El atún bueno, abundante y en su punto.
A continuación unos mejillones Thai. Alegremente decorados con ralladura de limón y sésamo rojo. En el fondo una crema de curry verde. Muy apetecibles y cocidos en su punto.
Para finalizar la parte salada de la comida un tuétano a la brasa con tartar de corvina ¿Se os había ocurrido alguna vez esta combinación? Pues confirmo que está muy buena.
De postre torrija con helado de leche merengada y ralladura de naranja. Estupenda.
A raíz de esta experiencia tengo que revisar la selección de mis sitios favoritos de Dénia. Es lo que tienen estas cosas, los gustos personales son mutables, sobre todo cuando conoces un nuevo candidato que te conquista.