Que un restaurante se llame raro ya expresa mucho a pesar de lo poco que se dice. Que los camareros vayan con falda también indica que aquí las cosas no son como las llevamos viendo durante toda la vida. Que la carta te diga que "la normalidad es insoportable" te hace abrir los ojos, pero cuando miras el contenido de lo que aquí se ofrece te relajas y se te dibuja una sonrisa en la cara. Hay imaginación, hay tirón, porque no son los platos que se repiten una y otra vez en casi todas las cartas de los restaurantes que parecen clónicos. Aquí hay ingenio, intuición y chispa, propuestas novedosas que apetece conocer. No dejes de probar la croqueta carbonara, la ensaladilla, la corvina frita y bueno todo lo que puedas, lo disfrutarás.

En el local predominan los colores tierra en coordinación con la vegetación verde del techo. Parece una buena referencia al entorno del cercano cauce del río Túria. La sensación es de tranquilidad y la iluminación es adecuada.

La carta no es muy extensa pero esta compuesta de propuestas muy apetecibles, a primera vista se intuye mucha creatividad. Ofrecen  un menú de seis pases más el postre que nos pareció interesante y es el que te vamos a contar. 

El pan que incluye el menú es una focaccia muy esponjosa y burbujeante. Es el gran éxito de la panadería italiana, con permiso de la pizza, que ha traspasado fronteras y ya está entre nosotros como un elemento asimilado en nuestra cultura tanto en restaurantes como en tahonas.

El primer pase es esta croqueta carbonara, con queso, guanciale y yema. Los ingredientes típicos de la auténtica receta de pasta. Es uno de los mejores platos del menú, pero no el único.

Seguimos con el panipuri relleno de brandada de bacalao y aceituna kalamata. El pani puries un típico pan frito de la India que se rellena de los más variados ingredientes. Este era muy crocante y sabroso.

El origen de la ensaladilla que nosotros denominamos "rusa" tiene varias versiones, aunque la más verosímil es la que le atribuye su creación al chef Lucien Olivier del restaurante Hermitage de Moscú, pese a que no dejó escrita la receta se recuerda aproximadamente que Olivier servía una ensalada hecha con carne cocida alternada con capas de caviar, alcaparras y caldo en gelatina, además de patatas cocidas y huevos duros, todo ello coronado por una mayonesa especiada. Esta ensaladilla Olivier’s que sirven en raro con pato y huevas de tobiko es una buena aproximación, ya que lo que realmente importa es que está muy buena. 

Seguimos con un puerro asado, sobre él unos lomos de sardina ahumada con una salsa holandesa de miso y alcaparras fritas. Evidentemente hay que comerlo todo junto ya que los sabores se complementan perfectamente. La salsa holandesa se hace principalmente con mantequilla, yemas de huevo y zumo de limón, aquí se le ha añadido el miso que es una pasta fermentada elaborada a partir de soja y sal marina. Buen bocado.

Es de sobra conocido que el pescado rebozado y frito es delicioso. Pero nunca había probado la corvina así, sigue cumpliendose la premisa. Además iba acompañada de dos magníficas salsas, una típica del plato canario de las "papas arrugás" como es el adobo de mojo rojo y la otra propia de los asados argentinos de carne, el Chimichurri. Pues le van genial al pescado frito.

Terminamos la parte salada del menú con estas albóndigas de vaca con puré de apionabo y Patatas paja. El principal mérito de este plato es que está bueno, que ya es, pero no sorprende como todos los anteriores.

De postre el menú incluye la tarta de queso. A pesar de las muchas que llevo probadas y algunas muy buenas está me sorprendió, por su cremosidad y esa superficie tan tostada, no sé si por el horno o por un soplete, pero estaba rica.

San Cobate elabora únicamente vinos de parcela. Todo su esfuerzo se centra en conseguir trasladar la expresión única y singular del terroir de cada parcela a esta gama de vinos tan particulares y singulares. San Cobate 2020 es un vino tinto que en nariz ofrece aromas que recuerdan a los frutos rojos acompañados por notas especiadas y balsámicas. En boca pasa fluido, con madurez y frescor. Un vino tinto bien estructurado, con una elegancia evidente.

Vista la sorprendente imaginación de la cocina de este restaurante se hace necesario planificar periódicas visitas para ver como va evolucionando la carta y disfrutar de nuevas propuestas que nos alegren el paladar y el espíritu.