
Una buena alternativa para comer en la zona de La Alameda.
Ha transcurrido un año, casi sin darme cuenta, desde la vez anterior que visité “raro”, se observan pocos cambios en la carta, no los achaco a falta de imaginación o creatividad, si no al gran éxito que tienen los platos que figuran en ella, por eso los clientes se resisten a que desaparezcan. Además al coincidir las dos veces en temporada de invierno la materia prima suele ser similar. Yo mismo al hacer el pedido pregunté por una de las elaboraciones que había probado en aquella ocasión anterior, porque deseaba volver a tomarlo. Y sucedió que, como encargamos el menú de seis pases, me encontré con tres de ellos idénticos a los del año pasado. Aún así, si frecuentas este sitio tendrás ocasión de no repetir, ya que la carta contiene un número de opciones suficientes para ir haciendo variaciones sin problemas y comer diferente. Aunque estoy convencido de que alguno sí lo querrás repetir. El asunto está en los menús, es mucha casualidad que se repitan tres de las entradas, si lo hubiera avisado seguro que habría tenido otras alternativas. Además los amigos que me acompañaban no habían estado y para ellos fue todo novedad y valía la pena que lo probasen. Por eso me alegré de volver a probar el panipuri y la croqueta carbonara. Hay quien come todos los domingos paella y está bien.

Las aceitunas en “raro” van aliñadas con Campari, vermut rojo y aceite de oliva.

El pan que sirven es focaccia, es muy grueso y esponjoso, no es el típico pan plano al que estamos acostumbrados y no viene aliñado con aceite y sal, aunque está realmente bueno. Viene acompañado con aceite, sal y mantequilla con aceitunas y tomate seco.

El entrante que pedí que nos sirvieran o mejor dicho, pregunté si estaba incluído en el menú, eran estos “Panipuri rellenos de brandada de bacalao, coronados con aceituna Kalamata”. Me chifla.

La carbonara es una clásica receta italiana para acompañar pasta, aquí la han convertido en croqueta. Lleva todos sus ingredientes, a saber queso, guanciale y yema. El resultado es fantástico.

Ensaladilla Olivier’s con pato, huevas de tobiko, costrones y salsa de cebollino. La historia de la receta de la ensaladilla original está rodeada de muchas versiones, lo que sí parece bastante seguro es que fue creada en Rusia por el chef Lucien Olivier, aunque esto también tiene sus interpretaciones. Al margen de las historias lo que importa es que el resultado esté bueno, como ésta.

Entramos en el terreno de lo desconocido, es decir platos que no había probado anteriormente. Como este curry rojo de marisco con alcachofas y gambas cristal. Me encanta ver lo versátil que es la alcachofa, lástima que su temporada empieza a decaer, pero todavía se encuentran en buenas condiciones. Estas estaban tiernas y exquisitas y el curry les iba muy bien.

Otro plato nuevo para mí y nuevo motivo de regocijo. Cocochas de bacalao fritas, con su pil pil, sobrasada ibérica y judía boby. Una suave fritura que va muy bien complementada con los acompañamientos que lleva. Sorprendente el uso de la sobrasada.

Acaba la parte salada con otra novedad. Unas tiernísimas mollejas de ternera con setas, cebolla encurtida, espuma de parmesano y ralladura de limón. Un plato grandioso, de esos que te parecen perfectos, sin que le sobre ni le falte nada.

Los postres sorprendieron por lo exquisitos, nada innovadores en apariencia pero fascinantes por su calidad y sabor. El primero un flan cremoso de vainilla con caramelo salado. Muy rico.

La tarta de queso ya no sorprende a nadie, está presente en casi todas las cartas, pero la cremosidad de ésta sí que nos impactó. Estupenda.

Para beber elegimos a un viejo conocido que nunca falla. San Cobate La Finca 2020 tinto monovarietal de tinta fina (tempranillo), DO Ribera del Duero. Se presenta con un perfil fresco y vibrante que da sensación de juventud, ofreciendo una elegancia sutil y una finura de taninos que envuelven el paladar. Este vino tiene un carácter frutal, mostrando notas ligeras de frutos rojos maduros. En boca, se percibe redondo y sabroso, con una armonía perfecta. Un vino que destaca por su equilibrio.

Estoy deseando venir a probar la carta de primavera, verano y otoño. Anotado.