La exaltación del producto con maestría
El local se ha remodelado hace un año y ahora resulta mucho más luminoso. Dominan los tonos blancos. Afortunadamente el personal sigue siendo el mismo, con Maite Garrigós y Francisco Parra al frente del equipo, la atención en la sala y el funcionamiento de la cocina son muy buenos.
La bodega, además de un precioso elemento decorativo, está bastante bien surtida y con precios razonables, la mayoría de ellos dentro de los 14 y 26 euros, entre los que se puede encontrar una ámplia gama de opciones.
En esta ocasión éste fue el vino elegido, nunca defrauda.
El aperitivo consiste en un trozo de pulpo rebozado, mucho mejor y más original que otras opciones simplonas que ponen en algunos sitios para salir del paso.
El carpaccio de atún rojo estaba sabroso y bien aderezado, acompañado de alga wakame, espinaca y cebolla roja.
El tomate de la casa fue una pequeña sorpresa, ya que además del sabor de la hortaliza, un sabor de los de antes, venía bien acompañado por salazones, atún y guindilla. Un plato para disfrutar.
El bacalao a la vizcaína resultó ser un plato bien ejecutado y con una buena materia prima. Qué más se puede pedir.
La lubina al horno, una buena ración y exquisita.
El primero de los postres es una clásica castaña helada.
La tarta al whisky, original por su presentación, con su chorrito de whisky incluído, y sabrosa.
Viene siendo una constante acabar satisfecho de las visitas a Barbados. Es un lugar realmente recomendable y para visitar periódicamente.