Un restaurante que ha empezado con buen pie y goza del favor del público.
Restaurante de reciente apertura (julio 2013) con la garantía de un equipo que venía de demostrar su buen hacer en Mar d’Avellanes. Su oferta está basada en la cocina de mercado de inspiración mediterránea con una buena relación calidad precio.
El local es luminoso y de sencilla decoración en blanco. Con mesas redondas o rectangulares bien equipadas. La cristalería es de la marca Schott.
Se puede elegir entre tres tipos de menú, el ejecutivo de mediodía a 19 euros, con tres entrantes, un segundo a elegir y un postre también a elegir, incluyendo pan, una bebida y café. Por la noche hay un menú degustación por 26 euros y también se puede comer a la carta, tanto a mediodía como por la noche.
El primer punto positivo que quiero resaltar es la pequeña selección de cervezas que pueden ofrecer a sus clientes. Es deprimente encontrarse con restaurantes que tienen una o dos cervezas a lo sumo para elegir. Aquí pude disfrutar esta cerveza artesanal La Socarrada, que se elabora en Xàtiva y viene aderezada con romero y miel. Algo exótica para mí gusto pero que había que probar. Un punto extra para el restaurante.
De aperitivo, detalle de la casa, me sirvieron una crema de verduras y un sándwich de brandada de bacalao y crema de pimiento del piquillo a la brasa. Todo el conjunto muy agradable de tomar, la única dificultad fue que la masa del sándwich antes de partirse al morder hacía salir las cremas de su interior y pringaba los dedos, hay que ir con cuidado o pensar en poner una masa más fina a la que se le pueda hincar el diente con más facilidad. Estaba bueno.
Tres variedades de pan para elegir. En mi caso pedí el de aceitunas negras. Me gustó.
La primera entrada una ensalada de queso fresco, brotes tiernos y frutos secos. Bien surtida y agradable.
A continuación un tartar de atún con aguacate y helado de jengibre. Bien elaborado. El helado con sabor claramente identificable.
Mejillones Thai. Un plato que me sorprendió. Lo recuerdo perfectamente y con agrado.
La bodega no es muy extensa pero está bien surtida, con referencias interesantes y de muy buena acogida entre los aficionados a la enología. A destacar que hay bastantes etiquetas de reciente salida al mercado. Disponen de una cava de paredes acristaladas a la entrada del comedor ante la que resulta entretenido detenerse un momento. Pedí una copa de Fulanito, vino de la Ribera del Duero, fresco y afrutado. Buena RCP. Embotellado para Uvas de Cuvée por Real Sitio de Ventosilla, el prestigioso elaborador de Prado Rey.
El plato principal me produjo una excelente impresión. Un lomo de bacalao confitado acompañado de coliflor rustida, jugo de espinacas y ligero pil-pil. Desde el tamaño del lomo, pasando por el punto de cocción, en el que se desprendían las láminas del bacalao al apoyarle el tenedor, todo presagiaba un soberbio disfrute, hasta que lo probé y desgraciadamente estaba frío. Un problema que empiezo a encontrarme en más ocasiones de las debidas. Bien porque se sirve la comida en platos fríos o espera mucho servido hasta que sale a la mesa. Los calientaplatos solucionan perfectamente este problema. Podéis decirme que podía haber pedido que lo calentaran de nuevo, pero no quise perderme la textura perfecta del punto de cocción en detrimento de la temperatura. Esa fue mi elección me tomé un bacalao jugoso y frío en lugar de un bacalao pasado y caliente.
De postre opté por el tiramisú. Una interpretación del famoso postre italiano, ya que me recordaba en algunos aspectos a una combinación de tiramisú y panna cotta.
El café, que va incluido en el menú, de Nespresso.
En conclusión. Un restaurante que hay que probar por su nivel de calidad y precio, a pesar del fallo de temperatura. Buenas raciones bien presentadas y con un personal de sala que muchos otros restaurantes quisieran tener. Siempre amables y atentos. Para repetir con el menú degustación y a la carta.
Restaurante Blanqueries. Calle Blanquerías 12. 46003 Valencia. Teléfono 96 39 122 39