Un trabajo callado y bien hecho merece un reconocimiento.
A veces, por casualidad, se encuentran sitios poco conocidos en los medios y las guías gastronómicas. Había decidido ir a comer cerca de la playa y todos sabemos lo difícil que es a veces encontrar un sitio cerca del mar que se salga de los arroces grasientos y la sangría. Sin ninguna referencia que me diese garantías me dirigí a Candela.
No puedo dejar de reconocer que la carta me resultó muy sugerente, pero eso a veces no es garantía de nada, si no existen detrás un buenos profesionales que saben implementar con éxito lo que el papel indica. En este caso, Sara, al frente de la cocina, lo consigue. La experiencia fue bastante satisfactoria.
El local es amplio y luminoso, con dos alturas. Desconozco el motivo del desnivel, pero resulta algo incómodo para los comensales que están en la parte de abajo, parece que son observados por los de arriba.
Las mesas están bien equipadas, al estilo clásico, tan distinto de los modernismos actuales que prescinden hasta de los manteles. Prefiero el clasicismo bien entendido antes que una mesa desnuda extravagante y sin carácter. El servicio es atento, aunque al principio lo encontré algo disperso, parecía que no entraba en la competencia de ninguna de las personas que atendían la sala. Una vez puesto en marcha funcionó todo correctamente.
La carta de vinos resulta algo conservadora, supongo que la clientela así lo ha impuesto, pero se pueden encontrar opciones para casi todos los gustos. Arriesgar con una carta extensa es muy complicado. La elección fue este Mar de Frades, un albariño que nunca defrauda.
La primera entrada un atillo de langostinos con ajoarriero en su interior. Bonita presentación y sabroso el bocado.
Un clásico de la casa. Patata Mamá. Dos porciones de patata rellenas de carne, rebozadas con huevo y cubiertas de una buena bechamel. Muy lograda. Sara, la chef, nos dijo que era una receta familiar.
Nido de mar. Una composición con vieira, gulas y huevo. Un bocado que parece sencillo y que sorprende más de los esperado.
Bola de jamón de pato con crema de setas. Una especie de croqueta elaborada con carne de pato a la que acompañaba una salsa trufada espectacular.
Anchoas rellenas de pimiento asado. Estaban muy ricas.
Para finalizar una clásica merluza de pincho. Un poco pasada de punto para mi gusto, a pesar de haberlo advertido. Me gusta el pescado con cocciones cortas y eso a veces es difícil de captar.
El precio sin bebidas 27 euros por persona aproximadamente. Muy buena relación calidad precio. Aconsejable ir.
Restaurante Candela. Avda. Mediterráneo 155. Puerto de Sagunto (Valencia) Teléfono 962 672 987