Para alguien que ha estado en lo más alto de la restauración española es normal que lo que hace ahora en su restaurante le parezca sencillo (senZillo), pero te aseguro que para nada lo es, la modestia de Rafa y Mónica nos da una gran lección con este planteamiento, ya que a pesar de la gran cocina que están haciendo, llena de técnica, armonía y de inspiración, ellos lo llevan con mucha naturalidad. La satisfacción del cliente y su fidelidad es la mejor prueba de que aquí se están haciendo cosas muy interesantes.
La sala es de forma irregular, está configurada en ángulo lo que te da la sensación de que hay menos gente en el local. La cocina está abierta a la vista de todos los comensales y en ella se ve a Rafa moviéndose sin parar de un lado a otro. La decoración es sencilla y agradable.
Ofrece básicamente elaboraciones mediterráneas, aunque la larga experiencia acumulada por el chef hace que te encuentres innovaciones e interpretaciones muy imaginativas y sorprendentes, casi mágicas. Hay platos de cuchara, guisos, arroces, pescados y carnes, además de un amplio surtido de tapas, como patatas con salsa gaucha, salazones, ostras, espárragos, verduras escabechadas.
Como el restaurante no lleva mucho tiempo abierto es normal que vayan produciéndose cambios en su forma de funcionar. Ahora abre para comidas de miércoles a domingo y para cenas de jueves a sábado. Además de la carta, que solo funciona de miércoles a viernes, ofrecen cinco menús entre semana y tres los sábados y domingos. Los precios van desde los 15,50€ el menú del día a los 38,50€ el menú Festival. Ya ves que hay mucho donde elegir y flexibilidad para añadir platos a la opción que escojas, en la foto tienes una prueba. Nosotros elegimos el intermedio con el extra de las ostras.
El servicio, dirigido por Mónica, es exquisito y lo mejor que puedes hacer es dejarte aconsejar.
El pan, que está incluído en el menú, está ligeramente tostado y lleva tomate natural de "penjar" restregado. Está siempre rico.
El aperitivo está compuesto de dos pases, uno de ellos eran estos encurtidos variados de pepino, remolacha y pimientos con aceitunas Gordales. Las aceitunas pequeñas son de tamaño normal, ya puedes apreciar cómo son las grandes.
El otro pase contenía este "Queso con pimentón de la Vera", nueces de Brasil y "Longaniza de Pascua con salsa Kimchi". Todo muy original y suculento.
Continuamos con lo que se podría anunciar como un bocadillo de atún deconstruido, con paté de atún, tomate, cebolla morada, aceitunas, mayonesa y sal negra. Exquisito.
Ostras estofadas en su propia agua con un poco de aceite, emulsionadas en ella y luego un chorrito de aceite más. Rafa Morales nos explico este plato como si se tratase de algo muy simple, pero nos dejó muy pensativos intentando entender lo que había dicho. Estaban estupendas, con un puntito ácido al principio y mucha melosidad.
El plato siguiente había levantado mucha expectación cuando lo leímos en la carta. Se trata de una serie de verduras, compuesto de Alcachofas escabechadas con azafrán y fino, Sitake con escabeche de vino tinto, Coliflor en escabeche japonés Sunomono y Morcilla de cebolla con moscatel, pasas y nueces. Lo que más nos gustó fue la coliflor y la morcilla. Lo demás también estaba bueno, pero no sorprendió tanto. El Sunomono es una salsa avinagrada japonesa que se usa para aderezar ensaladas, principalmente de pepino.
El otro día comentaba sobre la cantidad de formas y variaciones de patatas bravas que se pueden encontrar, pues aún hay más, esto no son bravas ortodoxas, son patatas cocidas en un punto perfecto, sin necesidad de fritura, con salsa gaucha inspirada en un chimichurri, con "all i oli", cebolla morada y cilantro. Las mejores bravas atípicas que he comido en mucho tiempo.
No soy muy aficionado a la casquería pero a la vista de que todos mis compañeros de mesa se decantaron por este plato me animé y lo pedí también. Son "callos a la valenciana" porque llevan garrofón en lugar de garbanzos y blanquet en lugar de chorizo. Tengo que reconocer que estaban riquísimos, me los comí con fruición. Buena experiencia.
Como ya indiqué la otra vez, Mónica es una gran repostera, además de ejercer de sumiller y jefe de sala, por eso es capaz de sacar un excepcional postre de algo tan simple como esta Tarta de la abuela de galletas impregnadas en leche merengada, Baileys y algo de piel de cítricos. El mejor postre de los tres que probamos, y eso que los otros eran sublimes.
Como esta tarta de queso que era muy ligera, casi vaporosa, con mucha cremosidad. Como se puede apreciar en el corte. Nada que ver con esas que se derraman al ponerlas en el plato porque no están acabadas de cocer. Ésta se derrite en la boca.
Magnífico este postre cremoso de un espectacular chocolate con un intenso y gustoso sabor a cacao y una textura mantecosa. Una delicia de tarta.
El cava Molina Cánovas, de bodegas Mariano Madrueño (Jumilla), ha sido elaborado, durante 16 meses de crianza, con una selección de uvas Chardonnay y Macabeo ecológicas de la zona de Requena. De color amarillo pajizo, con destellos verdosos, con burbujas finas y persistentes. En nariz se aprecian aromas de manzana y cítricos, mientras que en boca resulta redondo y con buena efervescencia. Muy agradable y con muy buen precio.
Vino elaborado por la Bodega Filoxera&Cía, procedente de pequeñas partidas de uva de microparcelas ubicadas en Fontanars dels Alforins dentro de la D.O. Valencia. Las variedades son Garnacha Tintorera, Garnacha, Monastrell, Tempranillo, Graciano y Malvasía. Fermentación maloláctica y crianza sobre lías durante 6 meses, tras los que se trasiega y se cría en barrica hasta un total de 18 meses. Color rojo picota intenso de capa media-alta, glicérico en copa y muy brillante. Aromas de frutas negras y rojas, especiado y tostados muy integrados. En boca es de entrada plena con volumen, sensación de peso y largo. Un vino genial.
Una gran suerte poder contar con estos dos grandes profesionales que, como ya vaticiné en la primera visita, nos van a dar muchas satisfacciones.