La determinación de un buen equipo puede con las adversidades.
Todos los que habéis leído alguna vez este blog sabéis que en él se habla de gastronomía, pero en esta ocasión voy a empezar de una forma diferente. Siento verdadera admiración por todos aquellos que trabajan en la restauración, ya que muchos días abren la puerta con la despensa y las neveras llenas sin saber quien va a ir a sentarse a su mesa y si van a conseguir, al menos, cubrir los gastos de ese día. Sé que hay otras actividades comerciales que viven esa incertidumbre cada día, pero ahora hablamos de cocineros y camareros. El viernes día 6 de septiembre estuve cenando en este restaurante, recién abierto el pasado mes de junio. Tenía el aspecto que veis en la foto de arriba.
Pues bien, el día 12 de ese mismo mes, tres meses después de inaugurar, pasó por allí DANA (Depresión Atmosférica en Niveles Altos) y llenó el local de agua y barro, dejando inutilizados muchos de los equipos que hay en el restaurante. Después de limpiar toda la suciedad que arrastraba la riada que pasó por encima del local, el comedor se ve así. Me gustaría que este artículo sirviera para manifestar mi apoyo y solidaridad a todo el equipo de "The Canallas", y que reciban nuestro afecto a través de estas líneas.
Porque se merecen todo lo mejor, y eso es lo que ofrecen cuando se ponen a cocinar. Mirad lo que fue una estupenda cena para cuatro personas, basada en uno de los menús degustación que tienen, compuesto de tres snacks, tres entrantes, un plato principal y un postre. Como éramos varios elegimos platos diferentes para probar cuantos más mejor. Se empieza con los snacks, que se componen de una croqueta de chipirón y yuzu, maki de zarangollo y anchoa, en el centro, y escalivada ahumada. Una buena presentación para lo que tenía que venir. Yo empecé por el de la derecha y fue un acierto, pues el siguiente estaba mejor que el anterior y el otro aún más.
La primera entrada fueron estos raviolis de cochinillo con crema de maíz, guacamole de jalapeño y consomé de cebolla ¡Mucho sabor! Y buena armonía.
Seguía una crema de marisco, con torrezno de sepia y pan de plancton. Espectacular y muy sustanciosa la crema. Los acompañamientos muy originales.
A continuación un brioche de ensaladilla de merluza con alcachofas y salsa rosa canalla. A priori parecía un plato que pasaría sin pena ni gloria, pero fue todo lo contrario, sorprendió y mucho, de lo mejor de la cena.
Bao de chato murciano, gambas y rúcula. Atrevida composición, carne de cerdo de una raza autóctona junto con marisco. Pues el resultado es muy bueno. Está exquisito.
Los platos principales salieron a la vez, uno de ellos fue esta manita de cerdo con chorizo, sofrito de tomate y endivias a la parrilla. Contundente pero elegante.
Otro de los principales fueron los chipirones rellenos de rabo de toro, con emulsión de piparra y espaguetis de tinta. De nuevo una preparación audaz, pero que resulta interesante.
Un risotto con guisantes y menta con remolacha. Tengo que reconocer que soy difícil con estos arroces, resulta complicado que me sorprendan y éste no fue una excepción.
Para completar el cuarteto de esta etapa de la cena, una lubina con salsa bearnesa al estragón y ñoquis morados. La salsa bearnesa es muy versátil, ya que, aunque tradicionalmente es la que acompaña al filete Châteaubriand, también le va muy bien al pescado, aunque se corre el peligro de que se apodere de su sabor, ya que lleva mantequilla y huevo. Está claro que Alejandro Vives es un cocinero intrépido y decidido.
Los postres también fueron variados y suculentos. Hubo mousse de chocolate, horchata de cacahuetes, romero y albahaca.
Plum cake de zanahoria, naranja, yogurt y pistachos.
Tarta de queso al horno con frutos rojos y helado de galleta.
Parfait de toffee, helado de canela y hojaldres sobre una base de pera confitada.
Gel de mango
Y de petit fours, mini brownie de chocolate negro.
En el aperitivo se nos ofreció una copa de este palo cortado Tradición VORS 30 Años, tan exquisito. Un vino muy especial, elegante y único al mismo tiempo. Excepcional, para mi gusto.
El primer vino, para el principio de la cena fue este godello Cova Baladal, que salió de maravilla. Es un vino sabroso, mineral, fresco y muy equilibrado
Y para los platos del final, más contundentes, disfrutamos de este Pies Negros de Artuke. Elaborado con un 90% de tempranillo y un 10% de graciano. Tiene un buen equilibrio entre la fruta y los taninos, es muy fácil de beber, pero no está exento de complejidad. Un vino serio pero muy amable.
Creo que este restaurante hay que tenerlo muy en cuenta, cuando se esté por la zona del sur de Alicante. Como dicen en la Guía Michelin, es de los que merece la pena desviarse para ir a comer en él.