La entrada en este restaurante es todo un espectáculo, hay una gran cantidad de marisco distribuido en distintos contenedores para que veas donde te metes, el producto es impresionante, las cigalas dando saltos y los bogavantes moviéndose a su ritmo. Las nécoras y las centollas, al venir de más lejos ya no tenían fuerzas. Los pescados también tienen una buena representación en la carta y en las vitrinas. Es toda una demostración de producto de calidad. Hay de casi todo lo que se te pueda antojar. Además la cocina tradicional murciana también tiene su cabida y puedes disfrutar de algunos arroces, tapas de todo tipo y otras posibilidades. Estas fueron las opciones que elegimos.
Empezamos con una pocas quisquillas cocidas para aclimatar el paladar. Con ese dulzor tan característico de su carne blanca y tersa. Buen principio.
Entre plato y plato un aperitivo de hueva de mújol con almendras fritas. Me llamó la atención que aquí en lugar de servirla loncheada la presentan troceada como a pellizcos. Pude comprobar que está buena de todas formas.
Unas almejas de Carril no podían faltar. Es muy apreciada por su sabor dulce y delicado, por su carne firme y jugosa. Una delicia.
Una elaboración muy típica de esta zona son los "caballitos", se trata de unas gambas rebozadas insertadas en un palillo. Son una variante de las gambas con gabardina.
Le llegó el turno a la reina del mar, aunque está valoración no deja de ser muy subjetiva, creo que muchos estarán de acuerdo conmigo. Gamba roja a la plancha, no necesita más presentación.
Antes la reina y ahora las princesas del mar, unas espectaculares cigalas a la plancha, hembras para más detalle, ya que si tienen hueva interior, como estás, resultan más sabrosas.
Un ligero giro para disfrutar de este bonito en salazón, es un símbolo de la gastronomía del Levante español y un claro exponente del aperitivo de la costa mediterránea. Su característico sabor a mar y su carnosidad son maravillosos. Como normalmente se toman acompañados de tomates frescos, aquí nos lo sirvieron con Raff. Espectaculares el uno y los otros.
Aquí son muy apreciados y bien valorados, no había que dejar pasar la ocasión de tomar unos calamares a la romana. Buen producto bien elaborado.
En carta figura, sin ningún problema legal, esta tortilla de chanquetes, ya que en esta zona sí está permitida su captura. Parece que sigue habiendo buena población de este minúsculo y sabroso pez. Aunque su pesca está permitida está muy controlada y restringida por barco y campaña.
Acabamos con un típico arroz meloso murciano de marisco y pescado. Un fondo espectacular, buenas piezas de gamba y un arroz en su punto, después de unos minutos de reposo.
De postres hay unas cuantas buenas opciones, como esta tarta helada de turrón y nata, acompañada de arrope. Me gustó.
Otra de las elecciones fue esta torrija con helado de turrón. Golosa.
Creo que no hay una repostería más típica de Murcia que los paparajotes. Sencillamente unas hojas de limonero rebozadas con harina, leche y huevo, después fritas y espolvoreadas de azúcar y canela. Venían acompañados de helado de turrón y arrope. Aviso para navegantes, la hoja no se come.
Acompañó muy bien la comida este vino de la DO Rueda, de Bodega Martúe, elaborado con la variedad Verdejo de cepas con pie franco. Son aquellas vides que se libraron de la plaga de la filoxera allá por los finales años del siglo XIX. Se aprecian aromas de fruta blanca, balsámicos y notas de hierbas aromáticas. Un vino muy representativo de lo que debe ser la variedad Verdejo de calidad.
Este acontecimiento más que una comida fue un banquete.