La cocina mediterránea aquí es cosmopolita
Dicen que viajar enseña mucho. Pero si además eres una mente inquieta, abierta y creativa, te conviertes en una esponja y cuando vuelves a tus raíces ves las cosas de otra manera. Son las mismas cosas, pero se ven con otra perspectiva. Carlos, cocinero de Volta i Volta, ha viajado y ha cocinado en diferentes lugares del mundo y por eso ahora se aprecia esa impronta en sus platos. Hace cocina mediterránea, de producto y proximidad, como otros muchos, pero sus creaciones tienen un algo que las diferencia, se percibe que hay sutiles pinceladas de otras culturas.
Dos cosas me transmite el local, una es armonía. Hay armonía, equilibrio, serenidad y paz. Todo eso con poca gente en el restaurante, claro.
La otra es tipismo. Sí, se nota que originalmente era una construcción tradicional de Xàbia, que estaría dedicada a vivienda familiar y se ha adaptado perfectamente a su nuevo uso.
Consecuente con su inquietud por los productos de proximidad, las cervezas en Volta y Volta son valencianas. Turia y Tyris. Esta "Amor Amargo" de Tyris me gustó mucho. Segunda fermentación en botella y mucho lúpulo. Para amantes de la cerveza con fuerza.
La carta de vinos sorprende porque no es nada convencional. Hay criterio en la elección de los vinos, inquietud por ofrecer algo diferente y mucho buen gusto. Un ejemplo es este Rebels de Batea, una garnacha blanca de Terra Alta muy bien elaborada, según mi apreciación.
Fieles a su filosofía de "nova tradició", ésta es su interpretación de la coca de cebolla, anchoas y parmesano. Sabor auténtico, con el añadido del crujiente de caramelo y las anchoas picadas sobre la cebolla.
Un alarde de imaginación, tortilla de bacalao ¡sin huevo! y pimientos verdes. Muy cremosa y sabrosa. La tradicional tortilla de sidrería reinventada.
Pargo a la brasa con polenta, velouté de puerro y hueva de salmón. Pescado sabroso, de calidad y perfecto punto de cocción. Variedad de sabores y texturas bien ensamblados. Un gran plato.
"Cruet" Volta i Volta de mero, cigalas, rojos y berberechos. Así figura en carta este suquet de pescado que estaba exquisito. Guiso tradicional marinero por excelencia.
De postre también tradición actualizada, torrija con helado y pasas. La torrija está hecha con pan de brioche. Muy rico.
A modo de conclusión solamente una idea, llevo días pensando que tengo que volver pronto.