Haciendo las cosas bien
Este es uno de los restaurantes de Valencia que lo reúne todo. Tiene una buena localización, en la periferia del céntrico y popular barrio del Carmen, bien comunicado, un local con dos fachadas a la calle y una buena iluminación natural, un equipo de sala atento y eficiente y un equipo de cocina, con Guillermo Pérez y Rubén Navarro a la cabeza, creativo y bien preparado, según lo visto. Ofrece una cocina mediterránea y de mercado, con el toque creativo y personal de los chefs. Por si fuera poco, además, tiene un menú del día con una relación calidad-precio imbatible. No es de extrañar que la Guía Michelin les haya reconocido durante los últimos años con la distinción de "Bib Gourmand", lo que significa que está catalogado, según ellos, como: "Un momento de placer gastronómico por menos de 35 €: productos de calidad, precios contenidos, una cocina con una excelente relación calidad-precio". Esta categoría es como la antesala de las estrellas Michelín.
A sabiendas de todo eso, nos reunimos un pequeño grupo, para darnos "Un momento de placer gastronómico", según dice la guía roja.
El aperitivo era un mejillón con leche de tigre, ají y cebolla morada. Sorprendió a todos por su exquisito sabor. Un mínimo plato con mucha ciencia. Hay que saber mucho para condensar en un bocado tan pequeño tanta sabiduría gustativa.
El primer entrante se denomina ensalada César. A primera vista parece que nos han engañado, pero analizando los ingredientes, tenemos lechuga romana, queso parmesano, salsa César, pan frito, aunque con forma de galleta, etc. Espléndida interpretación de este conocido plato, incluso diría que mejorado.
El segundo entrante se anuncia como "Pan brioche de mantequilla, panceta, miel, mostaza y col china". Un bollito crujiente con un relleno muy sabroso. Tuvo mucha aceptación.
El tercer entrante fueron estas empanadillas de chipirón y salsa chipotle. Llevaban un relleno muy jugoso, con su tinta, la masa crujiente y la salsa de chile con poco picante pero perceptible.
Como éramos bastantes comensales pudimos probar todos los platos principales del menú. Unos eligieron el arroz meloso de secreto con alcachofas y níscalos. Todos los que lo probaron manifestaron que estaba muy bueno.
Otros optaron por el atún con curry rojo y gamba. Muy sabroso, tal vez con demasiada cantidad de leche de coco, que dominaba sobre los demás ingredientes. Aunque estos platos son así, pero el paladar a veces no está preparado para algunas sensaciones.
La tercera opción, entre los platos principales, era esta terrina de rabo de toro con boniato rojo asado y bimi. El más contundente de los tres, sin duda, pero muy bien elaborado, al menos en el paladar se hacía sentir con toda su plenitud. Perfecta la elección del bimi para equilibrar el plato.
Uno de los postres era un capuchino de café, pero la foto no ha salido bien. Otro, con mucha demanda, fueron estas texturas de chocolate. Fantástico.
El tercero de los postres era el yogur blanco con texturas de mango. Muy elegante y exquisito.
Es un acierto comer en este restaurante, por todas las razones dadas al principio, y por las que muestran las fotos. Aviso: "Siempre está lleno", como no podía ser de otra manera.