No se puede dejar pasar mucho tiempo sin volver a pisar el suelo del Baret de Miquel en Dénia. Lo comentaba en una reseña anterior, hay lugares que te piden que vuelvas, mejor dicho yo pido volver a ellos, para recordar y revivir esas experiencias que tanto me hacen disfrutar. Hay restaurantes a los que necesitas ir con cierta regularidad, para disfrutar sobre seguro. Como por ejemplo con este tomate de La Xara con un ajoblanco de pistachos, pesto de algas, granizado de tomate y un aliño de hoja de higuera. 

Siempre hay platos nuevos, pero otros imprescindibles. Este plato ya es un viejo conocido pero lo volvemos a pedir porque está exquisito. Coca de aceite con picaña de ternera. 

Con este plato no hay resistencia posible, si está en carta, porque Miquel ha conseguido buenas alcachofas, se pide sin oponer ninguna resistencia. Sashimi de lecha (pez limón) con alcachofas en texturas: en puré, cruda y frita. Una delicia.

Los productos de temporada llaman mucho la atención, sobre todo al principio, como cuando ves las primeras setas en primavera o en otoño, son una tentación, pero también las últimas, ya queda poco para poder seguir disfrutando de éstas, acompañando a un bacalao confitado con su guiso cremoso de rebozuelos y un ligero puré de patata. 

Ahora un plato rompedor, un Gallo de San Pedro cubierto por arriba con chorizo ibérico y por abajo con un guiso de nísperos de temporada. Atrevido ¿verdad? Pues funciona.

En este postre hay cinco tipos de chocolate y tres acompañamientos en la base, que son caramelo de plátano, palomitas al curry y polen picante. El que mejor se distingue es el chocolate blanco con yuzu, a su izquierda un chocolate con sal, mousse de chocolate en el centro, turrón de chocolate con aceite y semillas de sésamo a la derecha, y lo más alto, lo que destaca, es la peineta de chocolate de algarroba. Lo pide todo el mundo.

Comer en el Baret de Miquel se convierte en una efemérides. Reservar es complicado, pero si no lo intentas no lo consigues.