Algunos restaurantes que me interesan mucho no los frecuento con la regularidad que me gustaría, pues es materialmente imposible, teniendo en cuenta que no me dedico a esto profesionalmente, es solo una afición. Por eso cuando ha pasado tiempo sin ir a una de esas cátedras de la gastronomía, me entra añoranza y he que buscar la primera ocasión que tengo para volver y visitarlas de nuevo. Eso me ha pasado con El Cierzo, un restaurante que lo tiene todo. Buen local, buena comida, buena bodega y un personal de lo más atento. Así que ya tocaba.

Te dejo este mapa con los restaurante que hay reseñados en Ojoalplato solamente de la ciudad de Valencia (274), como ves es difícil ir a todos ellos, aunque sea una sola vez, en el plazo de un año, eso sin contar que también me gusta conocer lo que se hace fuera de aquí. 

La apuesta por la carne de calidad es muy seria en el restaurante. La estrella sin duda es el ternasco de Aragón, pero han hecho un hueco para la carne de vacuno y por eso tiene esta cámara de maduración para darle el punto idóneo al producto.

Pero vamos a lo que nos interesa ¿Que hemos comido en El Cierzo?

Los aperitivos o entrantes son todos muy sabrosos y tentadores, como estos crujientes de manita de cerdo con morcilla de Burgos. Van rellenos de manitas de cerdo deshuesadas con una pizca de morcilla de Burgos y salsa de ajo negro. Estaban tan buenas como la primera vez que las probamos.

Otro entrante, del estilo del anterior pero con un relleno muy diferente. En carta aparece como "Crujiente mudéjar". Entrante tradicional de la gastronomía árabe en Aragón, bien especiado destacando el comino, con un toque de salsa de tomate picante. Me encanta.

Luis Rubio, chef del restaurante, tiene ascendientes sorianos y por eso ofrece esta delicia de esa tierra, pero adornados con unos detalles que le aportan un extra. Torrezno de soria con pimiento asado y bacalao. Pide que te lo sirvan entero, no lo compartas, se egoísta, hazme caso.

Este plato lo probamos también la vez anterior y lo volvería a pedir en la próxima ocasión, si aún lo tienen. Guiso de sepia sucia encebollada con chalotas y alcachofas a la brasa.

La paletilla de cordero ternasco de Aragón asada es una exquisitez. Es cordero del bueno, como decimos por aquí que no sabe a borrego, sabe a carne sabrosa y deliciosa. Con unas patatas castellanas en su punto y un jugo que invitaba a mojar pan.

Torrijas de Nerea, hechas con pan brioche acompañada de helado de leche merengada.

Tarta de queso Idiazabal. Un clásico, lo he pedido en varias ocasiones, con corazón de confitura de tomate y acompañado de frutos rojos.

De primer vino tomamos Cañada paris 100% Merseguera de Bodega Baldovar 923. Es una bodega de mínima intervención que cultiva parcelas en el corazón de la Serranía del Alto Turia, en la DO Valencia. Es allí, donde un grupo de amantes del vino llevan a cabo un proyecto de viticultura de montaña. Vinos de alta expresión, profundidad y longevidad. Criado durante 9 meses en diferentes materiales: 30% en ánfora de barro, 30% en barrica de roble francés de 500 litros y el resto en depósitos de acero inoxidable, los primeros 4 meses de crianza con las lías finas. En nariz destacan aromas a cítricos. La boca es muy amable y fresca. Los sabores a cítricos y a bollería fina son muy definidos y persistentes. Destaca una acidez aterciopelada e intensa que genera el impulso de seguir bebiendo. Su final es delicado y largo sobre notas cítricas y minerales.

Cueva del Monge Tempranillo 2018 es una versión joven y moderna de su hermano mayor 200 Monges, pasa por una crianza de 10 meses en barrica de roble americano y francés antes de ser embotellado. La crianza se realiza en un calado excavado en la roca, que mantiene una temperatura y humedad constantes a lo largo de todo el año. Presenta un abanico de aromas que recuerdan a frutas rojas maduras y un fondo de café recién molido y chocolate. En boca, se presenta afrutado y redondo, destacando por su textura suave y un carácter jugoso que invita a seguir disfrutando.

Hasta la próxima, que espero que será pronto