
Como ya te conté, el otro día fui a comer por primera vez a Kasta y lo hice de menú, por razones que no vienen al caso (igual era para tener esta excusa y venir enseguida otra vez), y allí mismo decidí que tenía que volver y probar esta otra opción. Bueno pues te tengo que decir que también me gustó. Se come muy bien de menú (ejecutivo), porque no es un menú al uso, como ya viste, está muy bien. Y lo he podido corroborar con las opiniones recibidas de la publicación, me han llegado comentarios de lectores a los que les gustó mucho, solamente viendo las fotos. Pues comiendo a la carta también se disfruta y mucho. Primero porque está todo muy rico, bien elaborado, con inteligencia y sabiduría. Además las raciones son generosas, lo que también se agradece. Como me gusta probar varios platos pedí que dentro de sus posibilidades me sirvieran medias raciones, aunque son tan generosos que parecen raciones enteras, o dobles si las comparas con las de otros restaurantes en los que estoy pensando.

Para empezar, uno de los imprescindibles es la ensaladilla Kasta que lleva unos crujientes de torrezno que la hacen distinta y cebolla encurtida que le aporta frescura y levedad al plato. Le sobraba una cucharada de mayonesa, es una apreciación totalmente subjetiva, como todas, a pesar de eso no sobró nada. ¡Fíjate en la media ración!

Continuo con una ensalada de ahumados suaves con berenjena asada, almendra, brotes y crema de queso brie. La berenjena domina el plato, por cantidad e intensidad de sabor, pero está exquisita. Un plato magnífico.

Dos croquetas de jamón, se piden por unidades. Cremosas, sabrosas y recién hechas, calentitas, salidas de la cocina sin esperas. Como bien sabes hay croquetas y croquetas. Algunos se empeñan en hacerlas mal y otros las bordan, como en este caso, como si fuesen lo más fácil del mundo.

Alcachofas con base de cremoso de foie y cubiertas de picaña. Fritas, bien fritas y a pesar de ello tiernas. La picaña exquisita, adictiva. La crema no molesta, pero era prescindible, al lado de las estrellas que la acompañaban. Alcachofas y picaña pareja del año.

Cuando hay un producto de temporada y que está fuera de carta, hay que aprovecharlo. Eso pasa con estos calçots con salsa romesco, encurtidos primero y después asados directamente. Ese punto del encurtido resulta original y los hace diferentes, están más crujientes. La romesco muy buena. Un acierto.

Se acabó la parte salada con un guiso de careta con anguila ahumada y piparra. Guisazo.

El primer postre fue esta piña licuada, mango, menta y frambuesa liofilizada. Perfecto, refrescante y goloso a la vez. Un plato de transición perfecto, aunque se percibe claramente como un postre, pero el punto ligeramente ácido y mentolado va fenomenal después del guiso de careta.

Este postre estaba fuera de carta pero espero que lo incluyan pronto pues está muy bueno. Galleta japonesa, jengibre, frutos rojos y negros, helado de limón y una crema de vainilla y hierbabuena. Creo que no hace falta añadir ningún comentario.

Para disfrutar con la comida se eligió este Malayeto 2020 de la Bodega Navarra Viña Zorzal. En la añada de 2021 Wine Searcher lo ha incluido en su lista The World's Top 10 Best Value Wines como el mejor del mundo en su categoría por debajo de 20 euros. Además, puede presumir de haber recibido 94 puntos en The Wine Advocate, 97 puntos Tim Atkin, 94 puntos Parker y 94 en la Guía Peñín. Está envejecido en madera durante 9 meses en barrica de roble francés. Se presenta con un aroma inicialmente tímido que rápidamente se vuelve expresivo. Destacan las notas de fruta fresca, como fresas maduras. En boca, es intenso y concentrado, con una acidez refrescante que permite que la fruta fluya con facilidad. Su elegancia y armonía se reflejan en sus taninos finos, ofreciendo un perfil ligero y equilibrado. Una maravilla.

Ya sabes donde puedes ir a disfrutar de una buena comida y buen vino.