
Aunque es difícil olvidar los años en que este restaurante estuvo en manos de Tere Román y Paco Olivas, Juanra está consiguiendo que, aunque se les recuerde con cariño, no se les eche de menos. Su gestión al frente del restaurante es ágil, competente, experta y con proyección en el medio y largo plazo.
La clave de su propuesta está en la calidad de la materia prima, algo que afortunadamente ya empiezan a entender algunos otros restauradores, sin buen género no puede haber buena cocina. Cuando hablo de calidad no me refiero a precios altos, si no a producto bien escogido, sea caro o asequible a cualquier bolsillo.
Pero no vayas a pensar que aquí no hay cocina, sí la hay, pero pensada y ejecutada para enaltecer la nobleza de los artículos que el mercado hace llegar hasta los fogones y planchas de Pirineos.

Prueba de lo dicho anteriormente es esta ensalada de bogavante a la que no le sobra ni le falta nada, bueno un poco de caviar nunca está de más. Bromas aparte, se trata de un plato muy completo, bien concebido y ejecutado con maestría. Mucho nivel para empezar.

Los canyuts son una especie de navajas del Mediterráneo, diferentes de las gallegas o del norte, de menor tamaño y de sabor más intenso. Se sirven a la plancha con pocos aditamentos ya que poseen todo su sabor en el interior. Intenta probarlos, vale la pena.

Plato obligado de la carta de Pirineos, las gambas al ajillo, van acompañadas de salsa kimchi y el tamaño es considerable. No te las pierdas.

Las mollejas de ternera a la brasa son también uno de los platos casi imprescindibles. Buen producto y buena mano son lo único que necesitan para salir así.

Un chuletón de vaca pasado por las brasas siempre es un buen fin de fiesta. Carne tierna, sabrosa y en su punto. No te olvides de esas patatas, están muy ricas.

En el momento de los postres nos tiramos a la piscina, empezamos con este tiramisú de cremaet que elabora Juanra en la sala, al lado de tu mesa. Sustituye el café por el clásico cremaet valenciano lo que le da un punto localista y original. En la foto del principio se ve el inicio de la preparación.

Un postre muy fallero buñuelos de calabaza con chocolate. Muy ricos.

La torrija de pan brioche es una fórmula familiar y había que probarla. Estaba muy sabrosa.

La Bodega de Pirineos siempre ha sido una de las joyas del local y ahora también lo sigue siendo. Para los primeros platos elegimos este Sangarida La Yegua 2022 de la Bodega Attis. Está elaborado con las variedades Godello y Doña Blanca a partes iguales, pertenece a la DO Bierzo. Armonía, frescura y elegancia definen a este original vino blanco. Aroma fresco y muy elegante donde domina la fruta blanca y los cítricos con notas especiadas y toques finos de la madera. Una maravilla.

El otro vino es un viejo conocido que quisimos volver a probar. El Rincón de los Enebros 2022, elaborado por la Bodega Finca de la Rica, en la Rioja Alavesa. Un coupage de Garnacha (30%) y Tempranillo (70%), con crianza en barricas de roble americano 100%. Un vino que da más de lo que te esperas. Magnífico aroma a flores y frutas negras junto con las notas propias de la madera de roble americano. Cremoso al contacto con los labios, sedoso y carnoso en el paso de boca. El amable frescor de las garnachas se entremezcla con el toque delicado y elegante de los tempranillos. Delicioso y sorprendente.
Toma nota.