Esto debería ser una reseña de una comida satisfactoria en un restaurante de Dénia, bueno que sea Dénia, Lyon, New York o Barcelona, no es importante, la cuestión es la frustración que te queda cuando te presentan la carta, o el código QR, para el caso es lo mismo, y te cuesta decidir qué te apetece comer. No porque todo te apetezca, sino porque todo lo que ves es lo mismo que has visto ya en cientos de restaurantes anteriormente. Pero lo que más me llama la atención es que esos restaurantes que replican lo que otros cientos hacen como él, están llenos siempre, incluso doblando mesas, como ha sido el caso de hoy.
Estuve en este restaurante hace un año, juré que no volvería nunca más, por lo defraudado que salí de él. Pero algunos comentarios de las redes sociales (como si eso fuera la biblia de la gastronomía) y de algunos amigos que dijeron que habían comido muy bien, me hicieron replantearme si sería yo el que estaba en un error y había tenido un mal día, como si el problema de que no te guste lo que te sirven fuese culpa tuya. No descarto que alguna vez sea así.
Era una carta extensa, lo cual ya me hizo sospechar de la frescura de la materia prima, lo he dicho en muchas ocasiones, pero es una carta que podría servir para cualquier otro restaurante de zona turística: croquetas, de lo que te puedas imaginar, la croqueta era un recurso de la cocina de escasez para aprovechar restos de otras comidas, que ahora está omnipresente, calamar a la plancha, con lo fácil que es hacer en casa un calamar a la plancha, y eso que a veces lo he pedido, cuando no sé qué elegir, pulpo en sus diferentes formas y presentaciones, a la gallega, al horno, a la brasa, etc. ¡Está de moda! Ensaladas ¿Quien no es capaz de hacerse una ensalada en casa con mejor materia prima?
Lo más frustrante es que ves a tus vecinos de mesa que solamente piden lo que sirven en todos los restaurantes de alrededor ¿Comen siempre lo mismo? Yo voy a un restaurante para que me den algo que yo no soy capaz de hacerme en casa, y no soy un buen cocinillas, me defiendo, pero poco más. Sin embargo siempre oigo pedir, en la Comunidad Valenciana, bravas, clóchinas, croquetas, calamares, sepia y arroces o fideuá ¡De pena!
Es desolador ir a restaurantes donde el nivel de creatividad y de calidad es excepcional y encontrarlos casi vacíos.
¿A qué se debe el éxito de los restaurantes que son clones de otros cientos de su alrededor? Seguramente porque muchos clientes están encasillados en unos tópicos que les hacen creer que eso es comer bien ¿Qué comerán habitualmente? En casa se puede comer muy bien y sano de una forma sencilla, no hace falta ser Ferrán Adriá, con buena materia prima y un mínimo de sentido común se come muy bien en casa. Pero cuando sales a un restaurante buscas creatividad y novedades, no te conformes con lo de siempre. Me encanta comer un buen lomo de bacalao, que difícilmente conseguiré en mi mercado de barrio, pero una sepia o unos calamares, eso es fácil ¿y unas bravas? ¡Por favor! Me da igual que no te guste cocinar, si vas a pagar caro que sea por algo que valga la pena. Yo hoy he pagado cien euros (100€) por la comida de dos personas, 65€ si descuento las bebidas, me ha costado decidir que podía pedir, por que nada me resultaba atractivo, después de elegir lo que menos me disgustaba, he salido insatisfecho, el postre estaba crudo, una tarta Tatin con la masa sin cocer, el encargado ha venido a preguntar que pasaba con el postre, se lo he explicado y ya está, no pasa nada, hay otro que ocupará mi mesa enseguida.
Seguramente alguien con más personalidad se habría levantado de la mesa y se habría marchado, yo no soy capaz, creo que debo respetar el trabajo de esas personas, que seguramente son ajenas a lo que está pasando.
No voy a incidir mucho en ello, pero cuando un restaurante muere de éxito, el servicio se resiente, he tenido la sensación de que parecía que me perdonaban la vida al pedir algo. Van desbordados y seguramente mal pagados y tan insatisfechos como yo.
Pero, sigo teniendo fe en los grandes profesionales de la restauración, los hay muy buenos y esos son los que me animan a continuar mi periplo por sus casas, descubriendo y disfrutando de sus magníficas creaciones.
Yo sigo con mi política de no publicar aquellos restaurantes que no me han gustado, el de hoy no lo publiqué en su día y no lo voy a hacer ahora. Es lo que sucede con el cuarenta por cien de los restaurantes que visito. Muchos no ven la luz en Ojo al plato. No creáis que porque hablo bien de todo lo que publico es porque soy un conformista que todo le parece bien, hay muchísimos que se quedan relegados en mis archivos, condenados al ostracismo. Si buscáis un restaurante muy conocido de Valencia y no está en el blog, preguntaros por qué será. O preguntádmelo en privado.
Pero a pesar de todo soy optimista, hay mucho bueno y nuevo por descubrir y disfrutar.
¡Felicidad!
P.D. Las fotos de la reseña son ilustrativas, no corresponden a la comida de hoy.