Sus currys son uno de los platos que me tienen atrapado, sus aromas, sus colores y la intensidad de su sabor me encantan. Por eso ir a Barcelona a conocer este restaurante era un buen aliciente. La cocina está dirigida por una segunda generación, ya nacida en la ciudad condal, pero la sala sigue regentada por la madre Poonam Chitra, que es un encanto, toda dulzura y amabilidad. Cuando le dijimos que nos encantaba el achar, una salsa preparada con frutas y verduras muy picante, nos regaló un tarro del que ellos reciben directamente de Inglaterra.