Cuando voy a Namúa hago dos cosas, la primera repetir bastantes de los platos que ya he probado, no puedo resistirme, la segunda pedirle a Victor Soriano que me saque algunas de las novedades. Es un método infalible. Disfruto de lo que me sigue gustando y descubro las nuevas genialidades que se le han ocurrido a este gran cocinero. Su interpretación de los platos tradicionales es magnífica. No voy a extenderme más, si tenéis curiosidad podéis ver mis anteriores comentarios aquí, aquí también, y aquí.
Éste fue el ágape de la última visita, de momento.
Un magnífico aceite de oliva virgen extra, que nos hizo comer mucho pan.
Pan que estaba buenísimo y recién horneado
El imprescindible buñuelo de bacalao. El mejor que he probado. La corteza de piel de bacalao el toque definitivo.
El clásico bocadillo valenciano de blanc i negre, versionado por Victor Soriano. Dentro lleva habas y longaniza, fuera una crema de morcilla y los ajos tiernos
Steak tartar de pato con canelón de parmesano. Una virguería.
Carpaccio de boletus. Fresco, aromático, gustoso. Ponedle todos los calificativos que queráis, le van, seguro.
Pepito de titaina. Bocado que hunde sus raíces en lo más profundo de la tradición gastronómica del Cabanyal. Pedidlo para compartir.
Croqueta de puchero valenciano, con su hoja de repollo interior incluída. Una muestra más de la reinterpretación de la culinaria tradicional en manos de Víctor.
Su cabeza no descansa, cada vez consigue que esta tarta sepa mejor aún. Y eso que cuando la probé la primera vez me pareció la mejor que había comido nunca.
Puede parecer fácil, pero una buena torrija no la hace cualquiera. ¡Pruébala!
Este vino nunca defrauda. A mí por lo menos.
Supongo que bien pronto os volveré a contar más de Namúa.
Fotografías: © Paco Palanca / Instagram: @ojoalplato.blog / Facebook: @ojoalplato /Twitter: @ojoalplato /Twitter: @pacopalanca