A no ser que alguien que ha estado previamente te lo comente, no encuentras este restaurante ni por casualidad. Por eso una pregunta recurrente cuando llamas para hacer la reserva es "¿Cómo nos han conocido?" Sea como fuere, ahora ya no tienes excusa para no ir, no te arrepentirás. Aitor Jordá es el chef y promotor de este local en Xeresa, pero cuidado no está en la playa. Tras una buena formación se ha metido en este proyecto del que estoy seguro que saldrá triunfador, ya que lo que hace es muy interesante, y hay suficientes locos de la gastronomía y el buen comer para que se desplacen hasta allí para disfrutarlo. Llegar desde Valencia cuesta 45 minutos.
En el local hay muchas figuras de cerámica representando distintas razas de perros, muchos de ellos como la imagen del perro de El Bulli, igual es una premonición. ¡Ójala! Como puedes ver en la foto parte de las paredes están decoradas por los propios clientes. Ese Paco no soy yo, pero me vale.
A mediodía hay un menú con tres entradas generosas y tres principales a elegir. Un problema le veo a esta propuesta y es que hay mucha patata, tres platos la llevan (ensaladilla, bravas y carrilleras). Por la noche hay menú de tapas muy originales.
Una prueba de la inquietud por ofrecer cosas novedosas y de calidad es la pequeña muestra de cervezas que hay disponibles. Yo elegí para el aperitivo esta Alhambra. De estilo India Pale Ale americana, se trata de una cerveza monovarietal, elaborada con lúpulo Citra, el ingrediente más relevante en el estilo IPA, que le aporta amargor y un aroma intenso a frutas cítricas y tropicales. (Tomado de la web de Alhambra)
El pan está muy rico. Ésta fue la conversación:
Yo: ¿El pan lo hacéis vosotros o lo traen de algún horno próximo?
Camarero: Lo traen de Málaga
Yo: En serio ¿de dónde es? que está muy bueno
Camarero: Es en serio, nos lo traen de Málaga. Hemos probado muchos y este es el más nos gustó.
Yo: (Cara de asombro) Pues si que os lo habéis currado. Enhorabuena.
Después de lo del pan ya te lo puedes esperar todo. Como esta maravilla de croquetas de pollo de corral rebozadas con panko (pan rallado japonés) y acompañadas de mahonesa de kimchi. Exquisitas
Segunda entrada. Ensaladilla con "pulled beef" (carne de vaca desmigada) con emulsión de curry, cebolla encurtida y patatas paja. Una versión original de este plato, ya que se sustituye el pescado por carne y con el añadido de las patatas fritas. Una ración para dos muy saciante pero rica.
Con las bravas también tiró de ingenio, ya que no se limitó a añadirle a una buena patata una simple salsa si no que hizo una boloñesa de vaca madurada y mahonesa de ajo negro. Estaban realmente buenas, poco convencionales y muy diferentes. Imagina lo que debe ser un menú de tapas un sábado por la noche.
Uno de los platos principales que elegimos fue este lomo de atún que, originalmente venia con berenjena asada y boniato, pedimos que fuera sustituida ya hay alguna intolerancia entre los comensales, y se cambió por un parmentier. Fenomenal. Un atún tierno y sabroso. Venía con unas hojas de Kale fritas, que es una variedad de col de la familia de la berza.
El otro plato principal que elegimos fueron estas carrilleras con parmentier de patata trufada. Con unos totopos fritos y cebollino picado. Para disfrutarlas. Dejamos para otra ocasión el arroz o los fideos con pluma ibérica y setas que figuraban en la carta.
Había también tres postres para elegir uno de ellos, declinamos la tarta de queso, y optamos por esta torrija de brioche con helado de vainilla y toffee. Estupenda, muy bien combinada y caramelizada con soplete por encima.
El segundo postre que pedimos fue este bizcocho con crema de mango y helado de coco. Destacó el helado porque estaba exquisito.
La carta de vinos no es muy extensa pero está bien escogida y se pueden disfrutar buenas referencias. Como este Valduero en 2 maderas. De la Bodega de su propia denominación en la Ribera del Duero, criado en 2 tipos de barricas al menos 15 meses y un año y medio en botella. Variedad 100% Tempranillo (Tinto Fino). Cultivada en las zonas más altas de la provincia, el viñedo está a más de 800 metros de altitud sobre el nivel del mar. Un vino muy bien estructurado y con nervio, pero amable.
Cala Montjoi estaba más complicada para llegar que Xeresa. (Salvando las distancias)