Por recomendación de unos grandes amigos volvemos a visitar otro Restaurante-Chiringuito como el de María, publicado el pasado día 25 de octubre, y que se encuentra también en el Paseo Marítimo Antonio Banderas, en la playa de Huelin en Málaga, no tan famosa como la de la Malagueta, que está más céntrica, el puerto las separa a ambas, en este paseo marítimo nos encontramos una gran cantidad de chiringuitos. Entre ellos destaca el que comentamos hoy, que pertenece a un grupo de restaurantes de la familia (Gutiérrez Playa, Gutiérrez Puerto y Pedro Gutiérrez). Como se aprecia en la foto de la cabecera está prácticamente en la playa, incluso hay mesas en la propia arena. Las instalaciones son adecuadas, el personal eficiente y la calidad del producto muy buena. La carta es sobre todo marinera, mariscos y pescados predominan sobre las lógicamente pocas carnes que se ofrecen, pero haberlas haylas.
Entre los entrantes hay cosas muy ricas como este exquisito tomate que nos dejó asombrados ya que estaba buenísimo. Con un sabor como hacía tiempo que no habíamos probado. Tuvimos la tentación de repetir, pero ya había muchas otras cosas en marcha. Fantástico.
Como era lunes no había sardinas y por lo tanto no pudimos pedir espetos, que es lo más típico de esta zona, pero sí que había adobo, que también está muy bueno por aquí. Y lo disfrutamos.
Otra de las especialidades del sur de Andalucía son las tortillas de camarones y se pidieron también, que luego pasa mucho tiempo sin poder probar estas singularidades propias de la gastronomía del lugar. Una elaboración sencilla pero muy seductora.
Una constante en el restaurante es la frescura y calidad de la materia prima, esa era una de las razones de que no hubiera sardinas para los espetos. Pero si pudimos disfrutar de estos tiernos y sabrosos calamares a la plancha. Algo espectacular, acompañados de sus patatas panaderas y pimientos asados. Magníficos.
Como colofón tomamos este rape en dos cocciones, el cuerpo a la plancha y la cabeza en fritura andaluza. Espléndida solución para este pescado, se disfrutan ambas partes de una forma estupenda. Las bondades del producto vuelven a ser evidentes.
Los postres están a la altura del resto de platos, como este milhojas de nata.
También exquisita estaba esta tarta de chocolate con nueces y helado de nata.
Para la primera parte de la comida pedimos este infalible Quintaluna 2020 de Ossian. Una garantía de éxito. Dicen que la verdejo que se cultiva en Segovia es la mejor, sobre todo en algunos viñedos prefiloxéricos plantados en pie franco. En este vino se encuentra tipicidad, frescura y untuosidad. Ha sido calificado con 92 Puntos Parker, 92 Puntos Peñín y 92 Puntos James Suckling. Quintaluna es un vino de nariz frutal y limpia, pero huyendo de las frutas tropicales. Sus aromas son de flores blancas y cítricos, aunque de intensidad media, ya que el objetivo de la bodega es favorecer más los matices y la finura por encima de la potencia aromática.
Para la parte final de la comida nos aconsejaron un vino de la tierra, el Tarantelo 2022 de chardonnay. Es un vino de la Tierra de Cádiz, elaborado por Baelio Caludia Wines. Tiene un color amarillo pálido y aromas a fruta tropical (piña), con leves toques cítricos. En boca tiene una acidez equilibrada. Buen volumen. Fresco y elegante. Tuvo un rival muy fuerte en el vino anterior, pero se defendió con dignidad.
Es preciso destacar en este restaurante cuatro cosas, su ubicación, sus instalaciones, su equipo de profesionales y la calidad de su materia prima.