No voy a describir el local en esta ocasión, ya que lo está anteriormente y por dos veces. Solo quiero insistir una vez más en que la luz ambiente es escasa.
La única diferencia es que nos encontramos que los fines de semana no hay menú por la noche, solamente de lunes a miércoles, los jueves hay jazz en directo, y eso se paga cenando de la carta, lo cual duplica el precio de la cena respecto de los días de menú. Vale la pena ir de lunes a miércoles.
El servicio sigue siendo eficiente y atento, cosa bastante difícil de encontrar en muchos locales de Valencia. También se les ve cierta preparación y ganas de hacerlo bien.
La carta de vinos es bastante amplia, sin llegar a las 200 o 700 referencias de algunos otros lugares, perotiene suficientes existencias para acompañar perfectamente la cena. Nosotros tomamos Guitian 2007 de Valdeorras, variedad godello, elaborado por Bodegas La Tapada.
El vino siempre en su línea, fresco, aromático, sabroso, untuoso en boca, con la acidez justa que requiere un vino blanco, nos acompañó perfectamente la cena, a pesar de la diversidad de platos que pedimos.
En esta ocasión nos decidimos por dos entradas para compartir y después un plato principal cada uno. Las entradas fueron patatas con foie y reducción de pedro ximénez. Algo descompensadas, el relleno destacaba demasiado respecto del contenedor.
Después tomamos yemas de huevo con crujiente de kikos sobre una brunoise con jamón. Interesante y original preparación.
Las yemas, como se puede apreciar, estaban en su punto.
Los platos principales fueron carpaccio de ternera rubia y foie, papillote de vieiras (tremendas de tamaño), dorada crujiente, atún al martini, rollitos de avestruz y rodaballo con ajoblanco. Como se ve cada uno pidió un plato distinto. Yo tomé el rodaballo, perfecto de cocción, no vi el ajoblanco pero sí un arroz cocido con bullabesa. Me resultó un plato interesante y contundente, suficiente para llenar el espacio de una cena él solo.
No tomamos postres. Yo tomé café y afortunadamente es uno de los sitios donde se puede tomar, no es torrefacto y está elaborado correctamente.
El dato negativo vino al final, cuando nos ofrecieron graciosamente un "chupito". Si te ofrecen algo gratis no tiene por que ser malo, es preferible que no te den nada o que te lo hagan pagar, pero que no acabe arruinando la cena. Yo pedí un orujo blanco y no me lo pude tomar, en la foto se ve como quedó.
En conclusión, sorpresa por la desaparición de los menús de noche en el fin de semana, aunque lo encuentro razonable, el tipo de cliente de entre semana y el fin de semana es diferente. El nivel de la cocina, salvo el caso de las patatas con foie me pareció correcto, pero detecto una exuberancia de aceite en algunas elaboraciones, en la brunoise concretamente detecté un exceso de grasa vegetal que se agarraba un poco a la garganta.
Resumiendo, si he ido ya tres veces será por algo.