A veces las noticias que llegan descuidadamente a nuestros oídos pueden resultar más aprovechables que las recomendaciones más enfervorizadas de algún amigo o conocido. Me enteré de este sitio por pura casualidad, un comentario hecho sin mucho énfasis pillado al vuelo pero que te deja una buena impresión. Más o menos resultó como me esperaba, bastante aceptable, bien atendido y con ganas de hacerlo bien. Bueno, al grano.

Está en la calle Maestro Gozalbo número 12 de Valencia 46005. Teléfono 963 336 142.

Es un local con dos zonas diferenciadas, además de la terraza de la calle muy propia de la zona del Eixample valenciano, una primera decorada estilo taberna de los años cincuenta, con la barra de mármol blanco igual que las mesas y sillas a juego. Las paredes en ladrillo visto y el techo con las vigas también a la vista. Al fondo se accede a un comedor algo más formal, donde las mesas ya están provistas de manteles, en las del exterior te sirven directamente sobre el mármol. Las copas muy mejorables y las servilletas de papel.

La carta está basada en lo que se denomina tapas y raciones, más bien en las segundas, ya que son generosas. Las hay calientes y frías, ensaladas y montaditos. Como ejemplos el bacalao encebollado, chistorra con sidra, sepia con tomate, chipirones con arroz, carpaccio de ciervo, guisado de jabalí, rabo de toro, etc. Según mi apreciación se recurre bastante a los alimentos de quinta gama y algunas conservas de calidad. Un ejemplo claro de ello son las famosas carrilleras, que se venden envasadas al vacío ya guisadas, los carpaccios y las perdices escabechadas. Modalidad muy extendida incluso entre los restaurantes de mayor nivel. En este caso es más que aceptable, incluso deseable, atendiendo al nivel de precios que presenta la carta, la media de los platos está entre los 6 y 8 euros. Todos los platos están pensados para compartir al centro de la mesa.

La carta de vinos es algo innovadora, junto a las referencias más comunes, para los paladares que no cambian de sabor nunca, hay unas propuestas menos conocidas que a los que nos gusta conocer nuevos productos nos resulta atractivo. Otra cosa es acertar con lo que nos vaya a gustar, que no fue el caso. Pedimos un Hacienda Zorita 2006 de la zona de Arribes de Duero. Elaborado con tempranillo y 12 meses de barrica. Lo encontramos con unos taninos algo rústicos, con mucha falta de redondez. Es un vino que si resiste la guarda puede mejorar algo, pero no gran cosa. Precio 16 euros, algo caro para lo que fue.

Empezamos la cena con una caldereta de cordeo, abundante, sabrosa, tierna y con un puntito picante muy agradable para mí. Tengo que aclarar que me gusta el picante, pero me pareció bastante suave, adecuado para muchos paladares. Buen resultado.

Después tomamos caballa al horno con pochas. Cuatro lomos de caballa, con una abundante guarnición de alubias y escarola. Un plato de sabor fresco, algo acidulado y especiado con comino. Aceptable.

A continuación llegó la escalibada con codorniz escabechada, habas y garbanzos. La ración también resultó abundante. En este plato se notaba la procedencia de los garbanzos cocidos, con un lavado mas cuidadoso antes de ponerlos en el plato hubieran mejorado el sabor. Para mí fue uno de los platos más flojos, ni siquiera la codorniz me pareció destacable.

Finalizamos los platos salados con un carpaccio de ciervo. La ración también es generosa, a pesar de que el carpaccio cunde mucho debido a la finura de sus lonchas. Abundante queso y alcaparras. Buena temperatura de servicio, seguramente se sirvió al final para que cogiese su punto. Aceptable.

De postres tomamos una tarta casera de bizcocho de chocolate con cobertura de chocolate negro. Al bizcocho le faltaba algo de jugosidad pero se comía bien.

El otro postre fue un helado de avellana que, según su consumidor estaba bueno.

En conclusión, un sitio aceptable para cenar de raciones, con buena cerveza y una carta de vinos con referencias poco habituales. Buen precio, pagamos dos personas por la cena 55 euros. Recomendable para cenas informales.

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